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El Reino de Chile hacia 1810

Para entender el tipo de vida que se vivía es necesario remitirnos a los censos realizados en ese período, los cuales arrojaban para el distrito de Santiago una población de 64.000 habitantes y en la ciudad no superaban los 24.318. Los historiadores, en general, aceptan para el territorio chileno una cifra de un millón de habitantes.

Hoy en día, se estima que el proceso emancipador hay que buscarlo en tres puntos esenciales: a) el descontento que existía por la sujeción político-administrativa y económica comercial con Lima (Virreinato del Perú). b) posible corte generacional, donde los patriotas no superaban los 27 años, (solo O`Higgins era mayor). c) surgimiento de un sentimiento patriótico.

El historiador Simón Collier nos dice que; “en gran parte, el pensamiento de 1810 fue populista, hubo también elementos ideológicos liberales reflejados y que en el concepto de soberanía popular, el reconocimiento de un conjunto de derechos civiles, la idea de una asamblea representativa y la necesidad de una constitución”.

En dicho período eran pocas las personas que sí querían separarse de la Metrópoli, así, tenemos; en Santiago, a don Bernardo Vera y Pintado, José Antonio de Rojas y Manuel de Salas. Por Coquimbo, don Gaspar Marín y por el sector de Concepción a don Juan Martínez de Rozas y Bernardo O`Higgins.

En cuanto a la situación política en 1810, la Junta de Gobierno no representaba un camino trazado hacia la independencia. Al respecto, Encina nos indica que: “la ineptitud colectiva e individual de los lideres más importantes del momento para ofrecer una nueva forma de gobierno concreta. Además, desde su primer momento florecieron una serie de disputas personales y familiares”.

Dentro de los intelectuales, podemos mencionar a Juan Martínez de Rozas, a quien don Eugenio Orrego lo cataloga como “el hombre de la revolución chilena”, ya que dedicó su vida a preparar el terreno para los acontecimientos venideros en tiempos difíciles. Influyó de tal manera que se le atribuye la apertura de los puertos de Chile al comercio universal, considerado el primer acto de soberanía real.

Con la llegada de las fuerzas realistas en 1813, se potenció la idea hacia la defensa del concepto de patria, la mantención del gobierno nacional y la búsqueda de la independencia. Por ello, el Tratado de Lircay reafirma lo realizado, ya que los patriotas reconocían su dependencia a España conservando el derecho al autogobierno, mientras que los realistas, además de reconocer al gobierno nacional, se comprometían a abandonar el territorio chileno.

Finalmente, a Bernardo O`Higgins le corresponde la primera etapa de los intentos de organizar la república, basados en el concepto de soberanía territorial. Recordando que hoy pareciera que las nuevas generaciones se están alejando del sueño de nuestros libertadores, ya que algunos quieren privilegiar el americanismo.

OCTAVIO ÀLVAREZ CAMPOS
PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
COQUIMBO

OvalleHoy.cl