InicioOpiniónOpiniónEl tontorrón de la bocina

El tontorrón de la bocina

En las últimas semanas he ocupado mis momentos de ocio para hacer un listado de las cosas que más detesto de los conductores ovallinos. Una de ellas la conducta del tontorrón de la bocina.

La bocina en un vehículo motorizado fue implementada para su uso en casos muy especiales en el radio urbano, en particular situaciones de emergencia para advertir a una tercera persona del peligro.

Sin embargo el tontorrón de la bocina la usa a destajo en cualquier momento y en cualquiera circunstancia. Por ejemplo cuando circula a toda velocidad por una calle y se le atraviesa un anciano, un niño, un grupo de escolares, o  un perrito; pero en lugar de reducir la velocidad, busca apartarlos a punta de bocinazos.

También la usa para saludar a un amigo que va por la acera, o manifestar su admiración por la dama de la minifalda; o a las siete de la mañana,  para despertar a la persona que viene a buscar al lado de tu casa, en lugar de bajar a golpear la puerta. En Ovalle hay uno que tiene una «bocina de pato», igual a la que usa carabineros en sus móviles, con la que suele abrirse camino en casos de congestión. En fin.

Ayer cerca del mediodía cruzaba hacia el oriente la calle Miguel Aguirre en la esquina de Libertad. Detrás de mí lo hacían dos mujeres, una de ellas una anciana. Un conductor de taxi colectivo que viraba a la derecha, se detuvo respetando nuestro derecho a paso. Sin embargo el conductor de un jeep que lo seguía, no obstante tenía una amplia visión de por qué el auto había detenido su marcha, lo apuraba a punta de bocinazos.

¿Qué pretendía el tontorrón? ¿Qué el otro conductor pasara por encima nuestro?

No me diga que no ha visto alguna vez a uno, dos o tres conductores pegados con la bocina en una esquina y otros tantos, a diez o quince vehículos más atrás, haciendo lo mismo en una bulla infernal que altera los nervios al más tranquilo.

Y lo peor es que si hay carabineros cerca,  estos, las manos en la espalda y meciéndose sobre sus talones,  observan estos episodios con absoluta indiferencia. Cuando sólo por pasar multas por esta infracción, uso inapropiado de las bocinas,  en una semana se tendría dinero  para repavimentar toda Vicuña Mackenna de un paraguazo.

Próximo episodio: El tontorrón que se estaciona en las veredas.

M.B.I.

OvalleHoy.cl