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El tontorrón que estaciona su vehículo en cualquier lugar

En el listado de las diez cosas que más detesto de los automovilistas ovallinos se encuentra claramente la del tontorrón que estaciona su vehículo donde se le ocurre.

Hace unos días me referí al tontorrón que usa a destajo la bocina de su vehículo, pero tanto o aún mas preocupante para quienes a andamos de infantería por la ciudad, es la conducta de esos conductores que por estar delante de un volante se creen los dueños de cualquier espacio público.

Y estacionan sus vehículos no solo en los lugares habilitados para eso, sino además en los que no lo están. Por ejemplo paraderos de locomoción colectiva (y taxistas y micreros deben detenerse en doble fila o semi atravesados en la calzada para dejar o recoger sus pasajeros), en la línea demarcada de amarillo en las esquinas, obstaculizando la visión de otros vehículos que pretenden salir desde una calle transversal. Asimismo en estacionamientos destinados a personas minusválidas, bajadas de las aceras, en los cruces cebras, etc.

Y por último, si van muy apurados y les da rollo buscar un lugar mas apartado, recurren a la acera, dejando encendidas las luces de estacionamiento, como para informar a los transeúntes o a carabineros, que “ya no más vengo, voy por ahí cerca”. Y luego, a los diez minutos llegan como apurados y cara de decir “sorry, pero fue una emergencia” y se van como si tal cosa.

En tanto los peatones, ancianos, mujeres con coches de guagua, en ese tiempo han tenido que pasar apretaditos contra el muro, o bajar a la calzada para seguir su tránsito a riesgo de ser pasados a llevar por otro vehículo.

Y lo peor, es que son invisibles a las miradas de carabineros, los que suelen pasar por el lado como si no los vieran. Al menos yo (que camino harto, a diario,  por todo el centro de la ciudad) nunca he visto a uno cursándoles una citación al Juzgado de Policía Local.

Y se los puede ver en todas partes, aún en las más insólitas. Por ejemplo hace un año vi a un fulano, con pinta de profesional de la construcción dejar la camioneta estacionada en la Plaza de Armas y bajarse luego con su acompañante, muy suelto de cuerpo, conversando en dirección a la Municipalidad .

Es verdad que gran parte de esto es responsabilidad de las autoridades municipales que, desde que terminó la concesión de los estacionamientos no han vuelto a implementar otra para regular el uso del espacio público en el centro de la ciudad. Es verdad que el sistema de parquímetros funcionaba recontra mal, pero al menos servía para evitar que unos pocos avivados acapararan durante toda una mañana o un día completo los pocos lugares de estacionamientos disponibles, mientras el resto (la mayoría) de los conductores se las tienen que arreglar como puedan.

Ese es el tontorrón que estaciona en cualquier lugar.

En el ranking de cosas que detesto de los conductores ovallinos también ocupa un lugar especial el tontorrón que circula en su vehículo a toda hora (y lo peor, de madrugada)  con los parlantes a todo chancho. Pero de él hablaré en un artículo más adelante.

M.B.I.

OvalleHoy.cl