La muchedumbre escucha entusiasmada a sus líderes mientras marchan por las calles céntricas de la ciudad exigiendo al gobierno transparencia y una mayor democracia y participación.
“- Hoy día hay cambios que se están proponiendo desde el Ejecutivo, hay reformas como la educacional y laboral, y nosotros no estamos dispuestos a transar las demandas que han salido de la calle, de la lucha social, con un sistema corrupto y políticos corruptos” – dijo uno
“- Queremos que esta reforma sea construida desde la perspectiva del movimiento social, desde quienes no están involucrados con Penta o Soquimich; en segundo punto, queremos que estas reformas generen un cambio radical”- dijo otro.
Un líder estudiantil, el mejor de su universidad, el más profundo, remataba:
…- que los políticos se mantengan al margen de la formulación de todas las reformas y que sea la ciudadanía la que marque las pautas de las discusiones en el país”-
– ¡Guenos estos cabros ah! – Le comentaba uno de los manifestantes a su compañero – podrían ser los nuevos dirigentes de este movimiento ciudadano.
– Shi, ta’ loco compañero, no ve que ese compadre es un fascista. Tenemos que poner a uno de los nuestros a dirigir la cosa.
-¿A quién, un socialista decís tú?
-Radical, dece, cualquiera, pero de nuestro lado. Tenemos que hacer pronto una lista con nuestra gente. No vaya a ser cosa, que los de la derecha se nos adelanten y nos ganen el “quién vive”.
Un que escuchaba, terció. – Y sí pa’ que sea más democrática la cosa, ¿por qué no ponemos un representante de cada partido? No importa que sea de derecha o de izquierda. Así sería más representativo… digo yo -.
“- Guena idea, cumpa,- exclamó otro. La cosa es sacar a estos políticos corruptos y para ello tenemos que organizarnos democráticamente.
Al fin una voz cuerda, menos mal. Parece que la cosa se va aclarando.
Un señor de bastón, que mira la marcha, reflexiona. – “¡Ah, estas marchas, estos estudiantes! Siempre ha sido así. Nada nuevo bajo el sol. Me pregunto, a propósito de participación, ¿cuántos de ellos irán a votar cuando llegue el momento de cumplir con su deber cívico?
Héctor Alfaro Jeraldo