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¿Estamos respetando la vida?

¿En este tiempo de pandemia nos hemos puesto a pensar si de verdad estamos respetando la vida o más bien cuidando nuestra propia vida y no velando por los demás?.

Porque sólo basta mirar o escuchar, pareciera que la vida hoy día vale bien poco ya que se ve con mayor frecuencia actos que conllevan a la muerte, no respetando las mínimas condiciones de seguridad para no contagiar a otros; o en algunos lugares impera la ley del más fuerte o la violencia sacude con mayor fuerza en nuestros jóvenes, niños. Fuimos creados para multiplicar la vida y cuidarla; Dios nos enriqueció como hijos e hijas para establecer un pacto de amor, dotándonos de la inteligencia para poder discernir hacia donde orientamos la vida, duele de verdad encontrar tantos signos opuestos a la vida, a la conservación, estamos siendo invadidos por un espiral de violencia que cada día se enquista más en nuestro entorno.

Como poder traspasar a otros, signos que conlleven a una cultura en la que se enriquezca con valores fundamentales como el respeto y la tolerancia, poniendo fin a las desigualdades, buscando instancias de entendimiento o mejorando los climas de relaciones personales, descubriendo que el prójimo es importante, aún sabiendo que tenemos distintos modos de pensar.

Hoy las familias deben ser realmente garantes en su intimidad del amor para establecer vínculos que se basen en una convivencia plena para lograr una sintonía basada en la armonía del encuentro.

Les planteo este tema ya que hoy día puede ser de una locura extrema encontrar signos y compromisos para poder pensar que yo, tú, nosotros podemos encauzar la vida por senderos nobles, fortaleciendo en nuestras familias el deseo de conservar y valorar la vida.

Siento que nos hemos dejado llevar por cosas superfluas, sin contenidos, basados en el temor a hacer el ridículo o no ser comprendido, pero me basta que yo y tú nos comprometamos con la vida, haciendo conciencia en otros lo maravilloso que es gozar con todo lo que tenemos alrededor y agradecer a nuestro Padre Dios por ser sus hijos e hijas.

Con tan poco cada uno puede embarcarse en esta cruzada de amor, sólo haciendo gestos que de verdad muestren lo hermoso que es vivir, pero sobretodo lo maravilloso que es tener a otro ser humano compartiendo esta tierra y los dones que cada persona posee, sólo ponlas al servicio de los demás, creando instancias de diálogo, poniendo siempre la paz, humanizando la vida, es tan poco el tiempo que tenemos no nos desgatemos en situaciones nefastas, sino que a coro gritemos que queremos vivir, respetar y respetarnos.

Sí, Padre, te damos gracias porque nos creaste y nos invitaste a vivir el amor en la alegría del compartir, así aceptamos esta misión que nos encomendaste y cada día en nuestro entorno construiremos signos de tu presencia, porque tu Hijo Jesús está a nuestro lado, y tu Espíritu de amor y de vida habita en nuestros corazones.                                                      

Hugo Ramírez Córdova.  

OvalleHoy.cl