InicioultimasOpiniónEstén despiertos, ya que no saben cuándo regresará el dueño de casa.

Estén despiertos, ya que no saben cuándo regresará el dueño de casa.

Estén preparados y vigilando, ya que no saben cuál será el momento. Cuando un hombre sale al extranjero, dejando su casa al cuidado de sus sirvientes, cada cual con su oficio, al portero le manda estar despierto. Lo mismo ustedes, estén despiertos, ya que no saben cuándo regresará el dueño de casa. Puede ser al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de repente y los encuentre dormidos.

Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos estén despiertos.

                                                                                                   Marcos 13, 33-37.

No nos debe dejar indiferente lo que nos sugiere este texto, porque nos cuesta mucho entender hacia donde proyectamos nuestra vida, sin pensar que en algunas ocasiones nos dejamos adormecer. No es fácil permanecer despiertos y en atención cuando estamos cansados y cuando algo nos resulta tedioso, insoportablemente largo y aburrido.

En realidad, nos es algo muy distinto lo que puede ocurrirnos en nuestra vida cristiana. El pasar del tiempo, la reiteración de situaciones que nos ponen algo escépticos y distantes, la rutina de las costumbres y el peso de nuestro pecado, nos van instalando en actitudes y estilos de vida que nos resultan más o menos cómodas y sin quererlo nos adormecemos, perdemos la actitud de vigilante espera del que aguarda un acontecimiento decisivo.

 El Señor ya ha venido y está presente en nuestro mundo, y nos preparamos a celebrar esta venida en Navidad. Pero también, aguardamos la venida gloriosa del Señor al final de los tiempos, estamos hoy aguardando la venida de Jesucristo, en gloria y majestad, que significa el final de toda la historia en la plenitud de Dios.

No debemos pensar con el solo hecho que vamos a Misa o leer la Palabra de Dios, para sentirnos que ya estamos preparados, pero  resulta que Dios quiere que la salvación no sea de uno, sino de muchos, todos estamos comprometidos a ampliar nuestra mirada, sacarnos esas anteojeras que solo nos hacen mirar hacia delante, y Dios lo que quiere es que también miremos hacia nuestros lados, y encontremos que son muchas las obras de caridad donde cada uno puede colocar un granito de arena, para salvarnos no basta con cumplir los mandamientos de Dios, de la Iglesia, hay que además practicar las obras de misericordia.

La vida del discípulo es una vida de vigilia, aguardando el acontecimiento decisivo del encuentro con Jesucristo, el Señor que ha venido, que viene, que vendrá. El llamado a permanecer despiertos, sin dejarnos adormecer en la inercia de este mundo, es para que se note en nuestra manera de vivir, de relacionarnos, de estar presentes en este mundo.

¿A qué nos invita o sugiere este texto?

¿Esta venida de Jesucristo nos causa miedo?

¿Cómo nos preparamos para este encuentro?

Hugo Alfonso Ramirez Cordova

OvalleHoy.cl