Desde el próximo febrero se obliga las medianas y pequeñas empresas emitir facturas electrónicas, dejando de lado la facturación en papel. Esta medida que espera modernizar y regular de mejor manera el comercio afecta a un grupo importante de trabajadores: los impresores.
“Estamos quedando sin trabajo en cuanto a la producción de guías, boletas y facturas. Nos reunimos con las autoridades para tener dinero y poder reconvertir nuestras empresas. El que quiera seguir en la imprenta podrá hacerlo especialmente en publicidad y los que no deberemos diversificar lo que tenemos y capacitarnos en otros oficios.” Señala Guillermo Olivares un impresor ovallino que estuvo en la reunión en la que además participaron el senador Jorge Pizarro y el Seremi de Economía Rodrigo Sánchez.
Por cerca de dos horas estuvieron reunidos en la Gobernación del Limarí algunos trabajadores de impresoras y las autoridades recién mencionadas. Sin embargo, continua a incertidumbre. Los trabajadores deberán buscar algún financiamiento estatal para solventar las pérdidas que significará dejar de producir papelería que reconocen era su fuerte. Especialmente en el Limarí donde se trabaja mucho en el campo con este tipo de boletas de papel.
Cada máquina utilizada en estas imprentas tiene un costo aproximado de 10 millones de pesos. Inversión que será difícil de recuperar por los trabajadores, puesto que tampoco servirá su venta. Con la ley de boleta electrónica ya nadie necesitará estos implementos.
“Nos dijeron que eramos como los discos. Que con el tiempo se reemplazaron por cassete, luego por compact disc y asi mismo se va a acabar nuestro oficio” señala uno de los empresarios asistentes a la reunión.
Hasta febrero tendrán las personas dedicadas al rubro del papel y tinta para regularizar su situación e intentar equilibrar la balanza que quedó desnivelada por esta medida del gobierno.