InicioultimasOpiniónLa Brecha Hídrica y la fruticultura regional

La Brecha Hídrica y la fruticultura regional

En un pasado no muy lejano, nos resultaba familiar la figura de un vendedor callejero vestido de blanco, con un silbato, llamando a comprar un delicioso y nutritivo liquido blanco. Lo llamaban lechero. ¿Lo recuerdan? ¿Han visto alguno de ellos en el último tiempo?

No. Desaparecieron, porque desaparecieron las vacas. Y las vacas desparecieron porque desaparecieron las empastadas. Y las empastadas desaparecieron porque se requería de 15.000 m3 /agua al año (15.000.000 de litros) para mantener 1 ha de alfalfa. Las lecherías, establos, maquinaria y las vacas, inversiones de largo plazo, tuvieron que rematarse.

Ninguno de estos avezados agricultores consideró que el agua, algún día, no alcanzaría para regar el pastito. Como no se les pasa por la mente a los actuales fruticultores y viñateros que, pese a que los acuíferos están sobrepasados en su capacidad de recarga, (con informes a la vista) y que la oferta de agua dulce y fresca ha sido superada largamente por la demanda sostenida, siguen arrasando con el bosque nativo para habilitar nuevos terrenos destinados a futuras plantaciones que… no tienen ningún futuro

¿Por qué?  La culpable es la brecha hídrica.

La brecha hídrica es el Indicador que muestra la relación entre la demanda potencial de agua y la oferta hídrica disponible en las fuentes de abastecimientos. Cuando Adán y Eva recibieron el mandato de creced y multiplicaos, se multiplicaron con tanto empeño y crecieron a tal punto que, entre tomar agua y producir alimentos, agotaron el agua dulce y fresca disponible.

Hoy estamos en crisis hídrica.

En Chile el ministerio del interior, a través de recursos hídricos 2015, estimó que la brecha hídrica actual es de 82,6 m3/s y que al año 2030, aumentará a 149 m3/s.  Traducido al español, significa que la demanda supera largamente la oferta y que, a no ser que el Estado y cada actor individual tome consciencia de ello y las autoridades se pongan las pilas en la búsqueda de soluciones, estamos condenados a ser un país seco y sediento.

Y esto no tiene que ver con más o menos lluvias, no es lo mismo que sequía, y menos aún con derechos de agua.  Las aguas lluvias mitigan la sequía, pero su efecto es mínimo en restarle a la brecha. Por su parte los derechos de agua no garantizan ni disponibilidad ni volumen de abastecimiento de un recurso que no existe.

De ahí, lo incierto de plantar especies de largo plazo, que necesitan grandes inversiones y plazos de hasta 20 años para que éstas sean recuperadas. Las demandas de agua para riego, promedios, de plantaciones de frutales y parronales usando tecnología de última generación, es de 8.000 m3/ha /año. (Ocho millones de litros).

Como me encantan las uvas y los duraznos, quisiera se mantuvieran en el tiempo. Desafortunadamente ya en las comunidades agrícolas las “pela” de duraznos, esas grandes reuniones familiares, donde todos los conocidos salían a flote, también pasaron a la historia.

¿Qué hacer?

Mirar el mar. Ahí está la solución. No lo estoy descubriendo yo, lo dicen los entendidos y de hecho muchos países del mundo ya lo están haciendo.  La pregunta es, ¿por qué, si todos están conscientes que esa es la solución, no lo abordan derechamente las autoridades regionales? ¿Qué se está esperando? Los informes son crudos.  “Chile aparece dentro de los 30 países con mayor Riesgo Hídrico en el mundo, al año 2025” (Fundación Chile). Y la región de Coquimbo, será la más afectada.

Y yendo a lo más presente…el caso de la provincia del Choapa… dramático… ¿no los remece ni siquiera un poquito?

¿Qué dirán los candidatos a gobernadores respecto al tema? He visto algunos programas de gobierno, pero el tema de la desalinización es mencionado, tangencialmente, con liviandad, diría yo. ¿Estarán conscientes que el problema se agudizará cada día que pasa y que es altamente probable que les explote en pleno ejercicio de su mandato?

¿Oh los camiones aljibes seguirán siendo la respuesta al problema?

Hector Alfaro Jeraldo

OvalleHoy.cl