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La exopatía y la estupidez

Si llevamos la exopatía desde la medicina al ámbito de las cualidades, podríamos utilizarla como antonimia de empatía. Podríamos decir que muchísimas personas, son (¿somos?) exópatas por naturaleza, es decir, en palabras simples , son personas a quienes les importa un bledo los demás, personas que son incapaces de ponerse en el lugar de otro.

Si llevamos la exopatía desde la medicina al ámbito de las cualidades, podríamos utilizarla como antonimia de empatía. Podríamos decir que muchísimas personas,  son (¿somos?) exópatas por naturaleza, es decir,  en palabras simples ,  son personas a quienes les importa un bledo los demás, personas que son incapaces de ponerse en el lugar de otro.

Esta cualidad viene acompañada siempre de un aliado inseparable: la estupidez. Inseparables como el amor y la ceguera,  (remítase  a la fábula aquella) o como El Fantasma y La Oscuridad (remítase al libro o la versión cinematográfica)   le exopatía y la estupidez, también lo son y   constituyen otra pandemia, es más, un mal endémico que es tan difícil de erradicar que parece imposible sanarnos de ello. COVID y Exopatía, se amalgaman en una  pésima combinación.

Es simple. Hace más de un año que nos dicen todos los días, literalmente todos los días, mantenga distanciamiento use mascarilla, lávese las manos, no salgas si no es necesario, cuídate, cuida a los tuyos. ¡Todos los días!. Obviamente  nadie podría decir que no lo ha escuchado en todo este tiempo.  Y claro, se entiende perfectamente que millones de personas deban salir a trabajar, que lamentablemente deben  aglomerarse  en el micro o en el metro, o en nuestro caso, que un colectivo no exista distancia o  que se debamos hacer insufribles filas que poco o nada resguardan el distanciamiento.

 Lo lamentable de todo eso es que  todos los días, literalmente todos los días también, tenemos a esas personas  que hacen caso omiso de estas indicaciones, y que llevan precisamente estas cualidades, la exopatía y la estupidez, a flor de piel. Pase lo que pase, muera quien muera, se colapse o no el sistema de salud, ¡NO LES IMPORTA! . Lo hacen por ignorancia, por desidia, por exopatía , por hacer daño, por el locus externo  o  simplemente por estupidez. Ahí es cuando creo que son rasgos que llevamos dentro a niveles cuánticos.

Es que la estupidez tiene dimensiones impresionantes, desde la declaración de algún presidente que trató los efectos del Covid como una gripita, hasta aquellos  intelectuales teóricos  conspiracionales, amos y ociosos del Facebook,  que no dudan en indicar que las vacunas son otro medio de control, o que todo es un juego por mantener  el equilibrio y detener la sobre población  cual Thanos  caricaturesco,  o peor aun, ya definitivamente  bordeando la locura, que todo es parte de las mentiras aceptadas universalmente como  que la Tierra es redonda , porque según ellos/as la Tierra es plana  y no existe la gravedad. A ese nivel. Y lo peor es que hay miles que les creen.

Además de esos, todos los días vemos a personas que se reúnen en fiestas, llámenle clandestinas o no, en donde no se respeta nada  y por ende, no respetan a nadie;  desesperados ellos/as ,pobrecitos/a, ahogados,  pues hace  un año que no salen .¡Por favor! . Ojalá les caiga todo el peso de ley, sin contemplaciones.     Es que no puede haber gente tan irresponsable, tan miserable. Deberíamos exigirles a esos paladines de la estupidez , que les pidan perdón y disculpas a ese/a trabajador/a de la salud que no ve a sus hijos hace meses; que  se sacan la cresta intentando evitar esa terrible realidad que indica que cada hora mueren 5 personas de COVID o , si quieren otra imagen, trabajadores de la salud que intentan evitar  que cada día se caiga un avión y mueran todos los pasajeros, como sucede hoy.  Deberíamos exigirles    que se arrodillen pidiendo perdón , por ejemplo,  a mi compadre que perdió a su madre, quien  estaba relativamente sana  antes de contagiares y que fue a morir a la UCI, sola, sin despedirse de ningún familiar  y a quien fueron a  enterrar solo tres familiares,( ni su esposo ni su otro hijo); ojalá estos tipos y tipas sientan el dolor de mis colegas o de todos aquellos/as  que  conocieron la muerte de cerca , que no podían respirar, que estuvieron  días y días entubados y sientan la angustia de sus familiares.

Son  estas personas, exópatas  solapados, la parte fundamental de esta otra pandemia.  A esos que no les importa contagiarse y menos contagiar,  que se creen estúpidamente inmortales o inmunes, que  no entienden la importancia de respetar el dolor, el duelo, el trabajo de los demás, son a quienes deben castigar con todo el rigor de la ley y el desprecio social. Aunque seguramente, con esas conductas irresponsables, pronto la vida se encargará de  enseñarles lecciones que jamás olvidarán.     

Ojalá existiese una vacuna para que todos esos
aprendan a respetar. Ojalá que dejen la estupidez de lado de una vez por todas y comiencen a ser más inteligentes, más humanos, más empáticos.  Mientras tanto, los contagios, las muertes y esos estúpidos  exópatas suman y siguen.

K.A.I

OvalleHoy.cl