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La fotografía: el patrimonio de lo que ya no está

177 años de la fotografía se conmemoraron el pasado viernes 19 de agosto, día internacional de la fotografía, y ante esto, fotógrafos ovallinos opinaron sobre lo que es registrar la historia mediante la imagen, sobre los procesos antiguos de revelado y también sobre los cambios que significaron a la fotografía la imagen digital.

Un rubro artesanal, que debía aprenderse de manera autodidacta porque no se impartía como carrera…. eso era la fotografía en sus inicios, según señaló Ifman Huerta, quien además añadió, “acá en Ovalle estaban bien repartidos los fotógrafos, había quienes eran especialistas en deporte, otros en fiestas sociales y también de estudio. Yo tomaba retratos de estudio y también hacía el revelado”.

Un proceso distinto al que conocemos hoy un día, el cual requería de un rollo de negativos, una cámara análoga y revelado que se efectuaba en un cuarto oscuro con unos químicos especiales para plasmar la imagen en el papel fotográfico. “Antes era diferente, uno tenía la oportunidad de hacer un disparo para tomar la foto, no diez como lo hace la gente ahora, y el resultado se veía después de revelar, además no podíamos arreglar la foto”, manifestó Huerta.

Betty Rojas, reportera gráfica en los años 90, recordó que, en su rol periodístico en el diario El Ovallino, se efectuaba tanto un trabajo tanto social como informativo y debía ser rápido “porque tomaba las fotos y las tenía que revelar en la tarde, para que fueran publicadas al otro día en el diario”.

La fotografía, un documento histórico

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La fotografía no es exclusivamente una técnica ni un mero objeto artístico, sino, que “significa detener la historia por una milésima de segundos y fijar los hechos a una imagen, o sea apoderarnos de una pequeña parte del mundo en la cual estamos insertos. A través de la evidencia fotográfica se percibe el desarrollo de una cultura y cómo se constituye y evoluciona un grupo social”, como señala Claudio Guillermo Abbruzzese, en su ensayo “La fotografía como documento de archivo”, por es la importancia definir la fotografía como un documento histórico.

“En Ovalle sucedieron hechos importantes para nosotros los fotógrafos, que estuvimos ahí con nuestras cámaras: uno de ellos fue la venida de Salvador Allende y otro muy impactante fue la salida del rio, de hecho, fuimos los únicos que salimos en ese momento a fotografiar lo que estaba pasando”, expresó Huerta y luego añadió “en la era en la que estamos viviendo la gente no va a tener fotos porque no las tienen en el papel, están los archivos digitales”.

 De las imágenes que se captaron, quedan algunas fotografías, sin embargo, lo que más hay son negativos que no pueden ser revelados por la escasez del papel fotográfico “quedan químicos para el revelado, pero es el papel el que cuesta encontrar” señaló el fotógrafo.  Y también se suma otro problema, los registros que existen no son de acceso público, ya que, los conservan sus dueños. Y ante la idea de un museo de la fotografía de Ovalle, Ifman Huerta Villar, expresó “Sería bonito que hubiera un lugar donde se exhibieran estas imágenes”.phpThumb_cache_198.41.40.173__src5d209c4a13e1bb0780b95650f1f6b35c_parce4441685b46b836b9c7fd632e35b687_dat0

La mujer en la fotografía

Actualmente es posible ver tanto a mujeres como hombres con cámaras tomando fotografías, sin embargo, antes era una realidad difícil de apreciar. Mario Banic, periodista señaló que “hubo reporteras gráficas, algo extraño a lo cual las personas no estaban acostumbradas”. Alejandra Rojas Tabilo, fotógrafa titulada en Santiago, se desempeñó en el diario el Día y Betty Bravo Rojas trabajó en el periódico El Ovallino, “era algo extraño ver a una mujer trabajando en fotografía en los 90, pero también tenía un plus, había más acceso a las cosas, mucho más que a los hombres reporteros”. 

Betty inició su carrera trabajando en un centro fotográfico donde aprendió todo el proceso que conllevaba la fotografía antes de ser digital. “Fui la primera mujer en la provincia que trabajó en eso, después aparecieron jovencitas que se dedicaron a lo mismo, yo creo que contribuí a que las mujeres se desempeñaran en un rol que hasta el momento era solo para hombres”.

 Sergio Larraín y sus últimos años en Ovalle

Considerado por algunos el mejor fotógrafo chileno, quien logró reconocimiento internacional por sus fotografías, que ahora forman parte de importantes colecciones públicas y privadas, entre ellas la del MoMA de Nueva York. No obstante, en el año 1978, Sergio decidió retirarse, dejar atrás la fotografía y dedicarse a la meditación en Talahuén, “para pasar la última etapa de su vida alejado de la sociedad, el desarrollo y la fastuosidad de la civilización”, como explicó su hijo Juan José.

CHILE. Santiago. 1955. In Santiago there is a vast population of vagabond children who beg in the parks, sleep anywhere they can, forming an independant sort of tribe in the middle of the city with their own language, customs, etc. They work with older men who use them for begging, teaching them the routine and habits and crime which is their only future. The kids are shy of the poor houses, because they are badly treated and fed. Often people give them money and food. They gather in clans, often run by older boys who holda homosexual hold over them. On the whole the street is fun for them, and they prefer that to the safety of state institutions.
Niños Santiago. 1955.

Sergio Larraín murió a los 81, en su casa ubicada en la calle Socos en Ovalle, de su fotografía poco hablaba y con las personas que venían a buscarlo para saber de ello, terminaba hablándoles sobre la meditación y misticismo “era esquivo con las entrevistas, era difícil hablar con él de la foto, el evangelismo le lavó el cerebro, recordó el fotógrafo ovallino Ifman Huerta.

Si bien Larraín, llegó a este lugar ya retirado de todo lo que tuviera relación con la imagen, se crearon mitos en torno a él y también a la ciudad, que es considerada importante para la fotografía chilena, por haber albergado durante más de 30 años, a su mayor exponente.

Nuevas generaciones: una nueva mirada

El tiempo pasó y las viejas cámaras análogas fueron sustituidas por cámaras digitales, que no necesitaban de royo y por ende tampoco del revelado, eso a su vez, llevó a cerrar centros de estudios fotográficos y a terminar de cierta forma con el rubro de la fotografía. “Ifman foto, pasó de la fotografía a diseño, es decir aún se trabaja con las fotos y el revelado, pero se tuvo que ampliar en cuanto a los servicios, porque con lo digital la gente es muy poco lo que revela”.

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“En cuanto a la fotografía digital sucede que ahora es muy fácil apretar el botón, entonces todos se creen fotógrafos, porque el acto fotográfico es mecánicamente y hasta técnicamente muy fácil”, aclaró Juan Pablo Martinez, fotógrafo que además imparte clases en el Centro Cultural Municipal y en las compañías en La Serena, a su vez agregó  “de ahí a tomarse la pega seriamente, a tener los cojones de dedicarse a la actividad fotográfica autoral, es otra cosa, asumir la responsabilidad de armar un cuerpo de obra, un discurso, dedicarse a eso, editar, agregar  y quitar elementos, eso , muy pocos están dispuestos a hacerlo. Ahora el aporte de lo digital es, definitivamente el precio, todo se hace más barato, la actividad fotográfica está disponible para todos, ahora ¿eso ha significado un aporte a mejorar la calidad de la fotografía que vemos a diario?”.

El registro fotográfico se ha convertido en un importante elemento que permite tener una idea de identidad local, es la latencia de la memoria y permite que las personas se construyan desde su propia historia, ya que, como manifestó el artista visual Julio Ibacache “es la evidencia de la forma de vida, las costumbres y arquitectura que han ido desapareciendo, por lo tanto, de aquello que ya no está lo único que se mantiene como patrimonio es la fotografía”.

Paloma Olivares Beltrán

OvalleHoy.cl