Con honores fue despedido el fin de semana Erasmo Cortés Guzmán. Bombero distinguido, hombre vinculado durante más de 50 años al Cuerpo de Bomberos de nuestra ciudad, todos ellos a la Cuarta Compañía, y a quien hoy todos recuerdan con respeto y aprecio.
Yo sin embargo conocí más su faceta de ameno contador de historias, la mayoría de ellas que dejó impresas en las páginas del diario La Provincia del que era frecuente colaborador bajo el seudónimo de Poke,apócope del apelativo que lo acompañó hasta el final de sus días y por el que le conocían cariñosamente sus amigos: Pokeke.
Entre los recuerdos que he mantenido de él, destaco algo que me contó un día en el que me fue a entregar uno de sus artículos al diario, y refiere al proyecto, la idea más bien, que tenía el destacado comerciante y empresario, don Gustavo Corral, propietario del Cine Cervantes y de esa propiedad que hoy va desde el edificio de Correos hasta la esquina de Victoria.
“Don Gustavo tenía la idea de unir las calles Vicuña Mackenna y la de Independencia con un pasaje o una galería, de manera que la gente pudiera circular directamente entre la Plaza y el Mercado. ¿Te das cuenta lo que eso hubiera sido para Ovalle?, me decía con entusiasmo.
Tengo entendido que uno de los nietos de don Gustavo, Marcelo, que en la actualidad administra sus propiedades, ha considerado unir la actual Galería Corral con la calle Independencia en una prolongada galería comercial, dando cumplimiento al sueño de su abuelo.
Lo último que conversé con Pokeke fue una antigua anécdota de su niñez que él me la contó luego de asistir a la charla dada en Ovalle por el escritor Hernán Rivera Letelier sobre su novela “El Arte de la Resurrección”, y que tiene como protagonista al Cristo de Elqui. En la novela el escritor nortino narra el fallido intento del predicador de volar y que concluyó, en palabras del mismo novelista, “sacándose la cresta en el suelo”.
El autor sin embargo no precisa el lugar exacto del “milagro”, y son varios los investigadores que lo ubican incluso en una localidad del valle del Elqui. Y la verdad es que ese episodio tuvo lugar en la Plaza de Armas de Ovalle.
Un testigo privilegiado de ese extraordinario suceso fue Erasmo Cortés.
Cuenta Cortés que tenía entonces alrededor de ocho años cuando su padre lo llevó hasta la plaza de armas, una vez que conocida la presencia de Domingo Zárate en Ovalle, se había corrido la voz que este realizaría el milagro de volar lanzándose desde un árbol de dicho paseo público. El Cristo de Elqui, recuerda Cortés, cuando venía a Ovalle alojaba en una pensión ubicada en calle Independencia, a un costado de lo que es hoy el Restaurante Lucerna, de propiedad de don Daniel Bari.
“Hay que recordar que en esa época sólo había como entretención el teatro, y los circos que llegaban cada cierto tiempo a la ciudad, así es que prácticamente todo Ovalle fue hasta la plaza para ver el milagro”, agrega.
Lo recuerda vestido con una túnica de color azul claro, sandalias, cabello largo y una barba crecida. Cuenta que llegó hasta un gran ciprés ubicado en la plaza en el sector que daba hacia la calle Miguel Aguirre, (el que todavía permanece en uno de los extremos del paseo de la pileta) subió a una altura de aproximadamente cinco metros y, en medio de la expectación de cientos de testigos, se lanzó al vacío.
“No voló, desde luego, pero con el porrazo que se mandó fue a pasar al hospital, con varias fracturas, según me dijo mi padre”, cuenta Cortés.
Con Erasmo Cortés uno podía pasar una tarde entera escuchando sus anécdotas, muchas de las que parecen inmortalizadas en las páginas del diario La Provincia. Tal vez no sería mala idea que algún investigador , vinculado al Cuerpo de Bombeos, hurgara entre los registros de la Biblioteca Nacional en Santiago para rescatarlas y reunirlas en un libro.
Sugiero que se le llame: Pokeke: Las Memorias de mi ciudad. Me ofrezco a escribir el pròlogo.
Mario Banic Illanes
Escritor
