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La ordenanza sobre ruidos molestos que nadie acata ni carabineros hace cumplir

RUIDOS MOLESTOS.pdf - Microsoft EdgeEn junio de 1991 la administración del alcalde  Eugenio Darrigrande promulgó una ordenanza  que buscaba “entregar a la comunidad el bienestar y tranquilidad merecido a través de un ordenamiento jurídico”, regulando  aquellas acciones que “tiendan a causar, producir, estimular o promover sonidos, vibraciones o ruidos molestos extraordinarios cuales sean su origen cuya duración en razón de la hora, lugar o grado de intensidad, perturbe la tranquilidad, el reposo del vecindario o la población en general, o que cause daño material o síquico; sea que el mismo se produzca día o noche en las vías públicas o en los locales destinados a la habitación, al comercio, a la industria o a pasatiempos”, agrega el texto legal.

De acuerdo a lo que señala la ordenanza publicada el viernes 28 de junio del 1991 en el Diario Ofcial y vigente hasta la fecha, queda estrictamente prohibido:

a)    La producción de música de cualquier naturaleza en la vía pública, con exclusión de aquella autorizada  expresamente por la Municipalidad y de un modo absoluto el uso de difusores o amplificadores y todo sonido que altere la y tranquilidad, quietud o reposo del vecindario a cualquier hora del día.
b)    B) El uso de megáfonos para transmitir cualquier clase de proclama sea de índole comercial, religiosa, política, etc. Salvo autorización expresa de la Municipalidad en días y horas determinadas.
c)     A los locales  comerciales en general y en especial a los que expenden discos y casettes, reproducir música de cualquier estilo n a un volumen tal que trascienda hacia el exterior del establecimiento.
d)    Quemar cohetes, petardos u otros elementos detonantes en cualquier época del año.
e)    A los vendedores ambulantes o estacionados, a los vendedores de gas licuado , prorrumpir con exageración la promoción de sus productos y mercaderías frente a puertas de negocios o viviendas y en la vía pública en general.

La infracción será sancionada con una multa de 0. 5 UTM hasta el máximo permitido, estando encargados de  fiscalizar su cumplimiento a los funcionarios de carabineros o inspectores municipales autorizados.

El tema lo puso de actualidad el profesor Luis Oro en sendas publicaciones en este diario en las que se refiere sin eufemismos al “ruido estridente, invasivo y desgreñado se dice que es una bulla infernal”.
Añade Oro Tapia: “Se dirá que los mercachifles de Vicuña Mackenna pueden bombardear a los transeúntes con los ruidos que les venga en gana, porque la calle es pública. ¡Error! Precisamente porque la calle es pública no pueden hacer lo que les venga en gana. El espacio público, a diferencia del privado, está sometido a reglas y prohibiciones perentorias. Pero parece que eso no lo saben los mercachifles ni quienes avalan su conducta. Nada que decir; no tienen por qué saberlo; aunque tampoco se justifica el que no lo sepan”.

Comerciantes ambulantes instalados en la vía pública que utilizan amplificación para promocionar sus productos, comercio establecido que instala en las puertas de sus negocios parlantes con música o propaganda estridente, artistas callejeros con grandes equipos de sonido que asaetan durante horas a transeúntes y a empleados de locales circundantes con su arte. Empresas comerciales, vendedores de agua envasada, circos, espectáculos que recorren las calles de la ciudad en vehículos con altavoces promocionando su mercadería, negocios, espectáculo, en fin. Son la constante en el eje comercial Vicuña Mackenna – Benavente, y se da de manera más aislada en otros sectores de la ciudad.

Empleados de locales comerciales del paseo Vicuña Mackenna nos han hecho ver de manera frecuente su preocupación por el tema. Ellos reciben durante varias horas esta contaminación acústica de ambulantes, artistas callejeros y otros locales cercanos. “La gente pasa pero nosotros estamos horas, todos los días sufriendo esto. Reclamamos en el Municipio, bajan los parlantes unas horas pero al día siguiente vuelven a lo mismo”, nos señalan.

Una conocida profesora que vive en la esquina de Benavente con la alameda se lamenta de vendedores de discos instalados en la acera del frente, con sus parlantes a alto volumen. “Una vez bajé a pedirles que bajaran el volumen porque había una persona enferma y ni les cuento lo que me dijeron. Reclamar en la Municipalidad no sirve de nada”, nos dice.

Un conocido abogado de la ciudad nos señala que la ordenanza de ruidos molestos está plenamente vigente, y que tiene sanciones económicas no menores para los infractores. Se suele suspender condicionalmente la sanción la primera vez, pero si reincide, tiene que pagar la primera multa y se le agrega una nueva, asegura.

Afirma que cualquier persona que se sienta afectada por esto puede realizar una denuncia en el Juzgado de Policía local, sin necesidad de la asesoría de un profesional. «El problema es que nadie se atreve a hacerlo, o no sabe que puede hacerlo».

Consultamos en el departamento Jurídico de la Municipalidad sobre el tema, y el asesor jurídico, Sergio Galleguillos, nos precisa que los encargados de fiscalizar el cumplimiento de esta ordenanza son los carabineros.

El tema es que la Ordenanza existe (verla mas abajo) , está vigente, pero todos miran hacia el lado a la hora de hacerla cumplir. ¿Por qué? ¿Hay abandono notable de deberes, negligencia o qué, a la hora de hacerla cumplir?

 

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