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La Sensación de Inseguridad tiene angustiada a la Gorda

Cada noche, antes de acostarse, la Gorda mi esposa, se preocupa de cerrar puertas y ventanas de la casa. Pone doble pestillo y llave a la puerta principal. Luego la bloquea con un bidón de gas licuado y arriba, haciendo equilibrio, un bidón de agua invertido.

También corre cuidadosamente las cortinas de cada ventana, incluida las de nuestro dormitorio que tiene un visillo, una cortina gruesa, y luego, arriba, instala una gran colcha sujeta a la barra metálica superior con tres perros de ropa.

Procura que no se filtre ni un poco de luz, que no exista una sola rendija por la que un antisocial pudiera atisbar hacia el interior mientras dormimos.

Además de despertar cinco o seis veces durante la noche para tratar de escuchar un ruido sospechoso que llegue desde el patio o desde la calle.

Es comprensible. Ella es una de los millones de chilenos que sigue con preocupación los noticieros de la televisión  que muestran el último homicidio, el último portonazo, la última encerrona, y la última persecución de la policía tras un vehículo lleno de malandrines que huyen luego de asaltar un emporio de barrio. Si no hay en un canal, busca otro.

Y le veo el rostro, contraído por la angustia. Mueve la cabeza.

Trato de tranquilizarla y le explico cómo se maneja el periodismo actual ( y creo que el de siempre) en el que el editor del medio manda a sus sabuesos a escarbar la basura, hasta que lleguen a la redacción con un homicidio, el portonazo, la encerrona, entrevistando a las víctimas para hacerlas llorar en pantalla. Aunque sea algo que ocurrió en la punta del cerro, a quinientos kilómetros de distancia.

Cuando esto no resulta, le muestro los resultados de la última encuesta de Paz Ciudadana

De acuerdo a encuesta de Paz Ciudadana 2022, en el 32% de los hogares chilenos algún miembro fue víctima de robo o intento de robo en los últimos seis meses, prácticamente 1 de cada 3 familias. Dicha cifra no representa un cambio estadísticamente significativo respecto al año 2021, manteniéndose dentro de las tres más bajas de los últimos 20 años.  

Una cosa distinta es la “Sensación de Inseguridad. La misma encuesta explica que las personas que se clasifican en un nivel de temor alto, subieron 7,6 puntos porcentuales, alcanzando un 28% a nivel nacional. Se trata de la cifra más alta en los 22 años que ha registrado el instrumento, afectando especialmente a las mujeres (35,4%) y a la zona norte de nuestro país (31,7%). En esa misma línea, un 59% de los encuestados declara haber reforzado la seguridad de su casa, un 71% que ha dejado de salir a ciertas horas y un 75% que ha dejado de ir a ciertos lugares para prevenir ser víctima de la delincuencia, acciones que restringen las libertades individuales y las posibilidades de usar los espacios públicos.

Es decir, ese bombardeo mediático de los últimos meses está cumpliendo su tarea: tenernos aterrorizados y encerrados en nuestra casas, entregando la calle a los delincuentes.

Pero a la Gorda, y la entiendo, no le convencen esas estadísticas. Para ella sólo valen lo que dice la vecina de más allá y el almacenero de la esquina, donde llegan todas las copuchas del barrio, que afirman que la noche anterior se metieron a  robar en tres casas del sector. Y esa vecina le cuenta a la de mas allá , aunque ahora son cinco las casas en las que se metieron a robar… y los sujetos estaban armados.

Y así va creciendo la bola de nieve y aumentando la sensación de inseguridad. Y la gente, apenas el sol se oculta,  empieza a encerrarse en sus hogares y en la noche ver los noticieros de la televisión cuyo contenido es más espeluznante que una noche de Halloween.

-Gorda, ¿no crees que estás exagerando? – le pregunto.

– Claro… como tú, el hombre de la casa, roncas toda la noche, no? – me reprocha.

O no me dice nada, lo que es peor.

Lo que, desde luego, me aumenta la sensación de inseguridad.

Mario Banic Illanes

Escritor

OvalleHoy.cl