Clara vive en Ovalle, en el sector El llano de la Chimba, allí tiene una parcela grande. Un pedazo de tierra que le da sustento. Hay un par de árboles y muchas cabras que saltan y merodean buscando algo para comer mientras toman el sol. Ellas entregan la materia prima para elaborar el nutritivo queso de cabra.
A eso de las siete de la mañana, Clara sale de su casa para empezar la ordeña. La leche que saca, se guarda para que cuaje y se enfríe. Mientras, los animales pasean por el campo. Eso hasta el mediodía, cuando vuelven a su establo y viene la segunda parte del proceso de la elaboración del queso que incorpora los paños y el moldeado. “Ese mismo día, se echa la sal y se guardan”, explica.
La rutina se repite todos los días. “Aunque los primeros meses las cabras dan más leche, así que cuando no hay mucha producción de queso, vendo pan amasado a mis compañeras del Banco Comunal, a los almacenes y otros negocios”, cuenta.
Hace poco más de un año que Clara es parte de Fondo Esperanza. Llegó por una amiga que la invitó. “Se iba a formar un Banco Comunal acá en mi sector, así que me sumé y ha sido una muy buena experiencia”, dice. Lo que más valora son las capacitaciones. “Nos ha servido mucho porque se aprenden cosas que nos ayudan a emprender mejor y tener más producción”.
Ella lleva más de veinte años en el negocio de las cabras, el campo y el queso. Su familia también tuvo parcelas y animales, así que Clara se crió en ese ambiente rural. “Tuvimos siembras y en ese tiempo recibíamos créditos del Banco Estado y el Indap. Pero ahora estoy sólo con Fondo Esperanza y espero que no se acabe nunca”, dice riendo.
El queso que elabora lo vende en una feria de Ovalle y cuando se dan ocasiones especiales como ferias, prepara quesos más variados, con orégano o merquén. Aunque ahora está enfocada en fortalecer su producción que alcanza unos 15 kilos diarios, más o menos. “Me van a dar un subsidio para hacer un galpón para mis cabras. Ellas son todo, dan mucho y hay que cuidarlas”, asegura.
Para Clara, la meta es mejorar y seguir creciendo. “Mis cabras son buenas, pero me gustaría tener otras más lecheras. Además de tecnología para procesar el queso y capacitaciones para aprender más sobre el tema”. Termina de decir esto y se despide apurada. Es hora de ir a guardar las cabras y empezar a trabajar el queso. Así como todos los días.
Fotos: Javier Godoy