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Las simpatías que captan en el día las marchas pacíficas las borran de una plumada en la noche los vándalos

“Como ciudadano de izquierda, no acepto que se destruya todo, incluido el Estado, para derrotar a este sistema”, afirmaba ayer Cristián Warnken en comentario titulado «Chile en la zona cero”, opinión que comparto en su totalidad.

“Este sistema ya debilitó suficientemente al Estado como para que estas hordas fanáticas quieran destruirlo ahora, hacerlo cenizas y que estas se mezclen con las de las barricadas. Si alguien cree que de ese Estado en ruinas, de esas fuerzas policiales humilladas, va a poder levantarse un país mejor, más justo, está profundamente equivocado”, agrega Warnken.

Anoche en Ovalle fuimos testigos de otra noche de destrucción insensata y caos en un sector sensible de nuestra ciudad: el Hospital de Ovalle, donde estos delincuentes saben que carabineros no podrá utilizar bombas lacrimógenas para repelerlos porque los gases afectarán a los internos en el recinto asistencial.

Alrededor de las 22.00 horas una horda de estos antisociales, como “protesta” no encontró mejor manera que arrancar de cuajo y derribar un poste que sostenía una cámara de seguridad en la esquina de Socos y Ariztía Poniente, causando además un apagón en gran parte del sector. Asimismo destruyeron señalética de tránsito y procuraron proveerse de proyectiles destruyendo aceras del sector.

Todo esto hace un flaco favor al movimiento, aunque no faltarán los que argumentarán que esta destrucción es menor si se la compara con la destrucción del medioambiente, con los robos que han efectuado ladrones de cuello y corbata en los últimos años en todos los niveles, del saqueo a nuestras fuentes naturales en beneficio propio..  O, por último, que ninguna revolución tiene éxito sin una cuota de violencia.

Sin embargo los esfuerzos que hacen miles de personas durante el día marchando por las calles de manera ordenada y responsable – hombres, mujeres, niños, ancianos, profesionales, obreros, etc, – manifestándose por un país mejor para todos; todo eso que despierta la solidaridad y simpatías de toda una comunidad que apoya estas demandas legítimas, se borran de una sola plumada por la acción de un grupo minoritario de antisociales que solo desean producir caos y desorden.

Por eso hago mía en toda su extensión la opinión de Cristián Warnken:

 “Como ciudadano de izquierda, no acepto que se destruya todo, incluido el Estado, para derrotar a este sistema”.

M.B.I.

OvalleHoy.cl