En los últimos días la empresa encargada de sustituir los antiguos “lomos de toro” por otros nuevos que se ajusten a las normativas de la Ley del Tránsito ha venido dando cumplimiento a su contrato.
Esto es reponer los antiguos lomos de cemento armado que estaban bastante deteriorados y con una altura excesiva, por otros de características distintas: es decir, de asfalto, con una extensión de alrededor de cinco metros, de aproximadamente 7. 5 centímetros de altura.
Además, de acuerdo a la misma normativa la existencia de estos deberá ser advertida con una señal instalada aproximadamente 35 m antes del borde más cercano del resalto, según el sentido de tránsito. Asimismo el Lomo estará pintado con un triángulo de color amarillo que pueda ser distinguido a distancia por los conductores.
Todo esto se ha estado cumpliendo, por ejemplo en calle Alberto Blest Gana en la población Fray Jorge, y en calle Victoria frente al Colegio Fray Jorge: ahora están los resaltos comprometidos, los triángulos amarillos, y los letreros anunciando a los conductores la existencia del obstáculo.
Sin embargo esto ha dejado conformes a medias a los usuarios, pues mientras los conductores han manifestado que son más “razonables” que los antiguos, los residentes del sector no parecen muy convencidos.
Jorge Gálvez, que vive en la población Ariztía, pero trabaja en La Chimba, y todos los días pasa por calle Blest Gana, nos manifiesta su conformidad pues con los antiguos obstáculos tuvo más de un problema: ”Me eché dos veces el tubo de escape”, y opina que estos cumplen la misma finalidad pero son menos riesgosos para los vehículos.
Por su parte la señora Julia, que reside en el mismo sector y va a comprar aun almacén cercano, no está muy convencida si los conductores respetarán el nuevo resalto. “Antes que pusieran el antiguo lomo de toro los autos pasaban hechos una bala por acá, y me mataron una perrita, y los niños tenían que cruzar a la multicancha o a la sede con mucho cuidado. Este otro que pusieron, yo creo que no va a funcionar muy bien”, agrega.
Por su parte la señora Amanda, que va a dejar a su hija al colegio Fray Jorge, observa con dudas el nuevo resalto de calle Victoria frente a la escuela. “Hasta ahora ha andado bien, pero vamos a ver si cuando se acostumbren a él aumentan la velocidad”, dice.
Como se puede ver, las opiniones están divididas. Pero al menos hay que conceder el beneficio de la duda, y confiar que más que la presencia de los reductores aquí intervengan la responsabilidad de los conductores.
