InicioultimasOpiniónMe encontré con el Viejo Pascuero haciendo fila para vacunarse

Me encontré con el Viejo Pascuero haciendo fila para vacunarse

Fui a vacunarme contra el Covid al estadio y ahí, esperando en la fila estaba el Viejo Pascuero. También venía por su segunda dosis, me explicó.

No nos veíamos desde hace bastante tiempo. Creo que desde diciembre, y si las circunstancias hubieran sido distintas, tal vez nos hubiéramos dado un largo y apretado abrazo. Es que el Viejo es una de aquellas personas con quien siempre me gusta encontrarme y detenerme a conversar, donde sea.

Lo acompañaba su esposa porque, me explicó ella, ¿y si el viejo desmaya con el pinchazo. ¿quién se lo lleva a casa, entonces?.

La esposa se alejó un poco para estar atenta a los llamados que hacían los encargados del recinto, porque nosotros viejos y sordos, no escuchamos nada a dos metros de distancia. ¿Porqué a los muchachos no les dan un megáfono para trabajar?, nos preguntamos.

Y nos largamos a conversar. Él me contó de sus nietos y yo le conté de mis nietas.

Yo me acordaba de sus nietos, unos niños, y ahora resulta que están ya mayores, incluso uno ya casi saliendo de Medicina de la universidad, dijo con comprensible orgullo.

“Nietos tan grandes! … Que te estai poniendo viejo oye”, le dije.

“¿Y Bosnia?”, me respondió riendo

De ahí empezó el pelambre y no dejamos a amigos o a conocidos, o pariente  sin sacarle el cuero. Pelamos también a nuestras respectivas esposas, jodidas las dos viejas ¿no?

Su esposa nos mira desde lejos, como preguntando ¿Qué estarán conversando tan risueños estos viejos retamboreados?

Es que con el Viejo Pascuero nos conocemos no sé de cuantos años, y él sigue igual. Yo he cambiado, pero él sigue igual. Y aunque, con su frondosa barba blanca parezca de más edad, yo soy mayor que él.

En los minutos siguientes después de reírnos de los demás pasamos a reírnos de nosotros mismos. Yo le cuento que estoy medio complicado de la próstata, y él del hígado; yo que la ciática me tiene por la cuerdas, y él que el colesterol, y de  los cuidados que estamos tomando para vernos “paraditos”.

“¿Te acordai viejo, que antes cuando nos encontramos conversábamos de futbol, de fiestas  y de mujeres, y ahora hablamos puro de enfermedades?”, le digo .

“Pues parece que nos estamos poniendo viejos”, dice él riendo.

Y su esposa nos mira a la distancia, como pensando “de que se estarán riendo tanto esos viejos”.

Entonces me llaman para la atención y nos despedimos. Fue bueno, volverlo a ver. Siempre es bueno hablar con el Viejo Pascuero. Me hubiera gustado darle un abrazo de despedida, porque como están las cosas …

Cuando llego a casa, la Gorda mi esposa , me pregunta:

“¿Viste a alguien conocido en el estadio?

Al Viejo Pascuero”, respondo mientras paso en dirección al baño para lavarme las manos con agua y harto jabón. 40 segundos, como corresponde.

Y mi nieta , la Gusanita de Choclo”, que juega en su rincón, me mira asombrada.

“¿El Viejo Pascuero?”, dice abriendo los ojos de este tamaño.

Es que a ella le admira  que el Viejo Pascuero ande en esta época tan lejos de su casa. que también tenga que vacunarse de Covid y que sea amigo de su tata.

Y me mira ahora con ojos de mayor respeto. Seguramente después lo comentará con la Lobita y sus amigos. “¿Saben que mi tata es amigo del Viejo Pascuero?”, les dirá.

Y bueno, después de todo esto de ir al estadio a vacunarse no tiene porqué ser tan aburrido. ¿no?

Atrévase también usted.

Mario Banic Illanes

Escritor

OvalleHoy.cl