Con la aprobación por parte de la Cámara de Diputados de la Reforma Constitucional que permitió a los afiliados hacer el retiro del 10% de sus cotizaciones previsionales para enfrentar la crisis por la pandemia, no sólo fue un mal presagio; una medida populista y engañosa, sino que un “asalto” directo de los políticos a nuestra institucionalidad con toda clase de artilugios, parafernalia populista y propuestas que en la mayoría de los casos eran inconstitucionales, pero al no interesarles esto a sus promotores, continuaban porque su verdadero norte no era ayudar como decían a la gente, sino que socavar un sistema que si bien puede tener muchas falencias es mejor que nada y claro está, es mucho mejor que si ellos, los políticos, pudieran decidir qué hacer con nuestros ahorros.
Resulta sumamente curioso que tras la propuesta de un parlamentario de que las personas que aún dispongan de fondos en sus AFP puedan hacer el retiro del 100% de ello; los principales promotores y precursores de estos retiros desde un inicio, salieran como la voz disidente y tratando de decir que eso acabaría con el sistema de AFP, ¿acaso no era eso lo que querían con la consigna no más AFP?, ¿o acaso existía otra intención frente a esto?, pues resulta muy extraño este resquemor que las personas puedan hacer lo que quieran con su ahorro cómo tanto pregonaban en cuanta pantalla se les otorgaba.
Con esta reacción queda claro que detrás de los precursores de los primeros retiros que finalmente no fue una medida de emergencia extraordinaria y por única vez como indicaran, era y es socavar la institucionalidad del sistema previsional de capitalización individual, ya que añoran poder ser ellos los que manejen ese dinero y así poder financiar todo tipo de iniciativas que les sean electoralmente convenientes.
Realmente se tiene que ser muy incauto o de plano negligente e irreverente con el fututo tanto de uno y el de los demás, al pensar que los honorables están ayudando a las personas con estas leyes, siendo que lo que en realidad hacen es darles un medio por el cual se empobrecerán aún más y aunque suene paradójico los medios también para que las personas vivan una vejez más miserable y con una pensión más ínfima, en pocas palabras el “vehículo” para sabotear su propio futuro.
Es verdad y muy cierto que existen muchísimas pensiones básicas que no cumplen con los estándares mínimos de dignidad y que el sistema de administración de fondos previsionales requiere de modificaciones, pero lo que se hizo fue darles el canal para “tener pan hoy y hambre mañana”, el aprovecharse de esta suerte de “río revuelto” por el estrés que viven miles de familias para polarizar aún más la opinión ciudadana, ausente de una gravitación moral importante e impactante y además eso de andar “acarreando agua, para el molino propio”, es aberrante.
La Comisión Bravo, entre los argumentos que expuso del porque las pensiones eran tremendamente bajas en nuestro país, determinó como señalé con anterioridad, porque el ahorro crónicamente ha sido insuficiente y que esto se ve potenciado en primer lugar, porque la tasa de cotizaciones a juicio de ellos que son los expertos, era claramente insuficiente para efectos de acumular ahorros que hiciera posible una pensión razonable; en segundo lugar, también indicaron que influía de manera significativa las cotizaciones intermitentes, conocida como lagunas previsionales o la subcotización que es cuando se impone menos que el porcentaje que correspondería retener de la remuneración; en tercer lugar, teníamos el tema del aumento de los años de vida, antes se calculaba en que el monto acumulado debía financiar una sobrevida menor y que hoy por hoy se ha hecho cada vez mayor, debiendo repartir lo mismo, pero en más años y así suma y sigue, por lo que “responsables” finales del monto de las pensiones no serían las AFP, sino todos estos factores que en su conjunto no llegan al resultado esperado.
Esperemos que las medidas populistas paren, que los cantos de sirenas cesen y que vuelva a primar la visión, proyección y el estudio, pues por desgracia hemos sido testigos en innumerables ocasiones como iniciativas que presuntamente son para aliviar y ayudar a la población, resultan ser un gran desastre, como es el caso de la reforma al sistema escolar y su famosa y desastrosa tómbola que tantos dolores de cabeza y angustia ha acarreado a cientos de familias; la mentira de la gratuidad universitaria, entre muchas otras, que vuelva la certidumbre, la confianza, la seguridad y estabilidad que miles de familia necesitamos hoy en día.
Susana Verdugo Baraona