Hoy, nuestra región requiere implementar medidas de corto, mediano y largo plazo para hacer frente a una mega sequía que nos ha azotado con dureza y que nos demuestra que sus efectos son más profundos de lo inicialmente esperado.
Esta semana, tuvimos la oportunidad, junto a diversas autoridades de la región de Coquimbo, de conocer la Planta Desaladora de la empresa estatal Econssa, ubicada en Caldera en la vecina región de Atacama. Sin duda fue una experiencia totalmente valiosa para ver de primera fuente tanto el funcionamiento, como así también el impacto que tienen este tipo de plantas a nivel comunitario y ambiental.
Y es que la necesidad de buscar alternativas viables – y efectivas – que permitan hacer frente a la crisis hídrica que hoy vivimos en nuestra región es imperativa. Las estimaciones, dada la situación hídrica actual indica que hacia 2027 deberíamos comenzar con racionamiento de agua para el consumo humano, para ya estar en el año 2028 en déficit, situación que nos enfrentaría no sólo a la búsqueda de alternativas para acceder a este sustento vital, sino por sobre todo a una emergencia sanitaria similar a la que otros lugares del mundo hoy viven – como por ejemplo Uruguay en estos momentos – y la cual hace imposible implementar alternativas efectivas para hacer frente a la necesidad permanente de agua para la vida y también para una serie de actividades esenciales como la agricultura.
Hoy, podemos ver que por ejemplo nuestros embalses se encuentran en una situación más crítica que la del año 2022, en una realidad que, de no contar con lluvias importantes durante lo que nos queda de invierno, no nos permitirá contar con la cantidad adecuada para llegar al año 2024 con tranquilidad. Es más, hasta la semana pasada las reservas de agua nieve eran prácticamente nulas.
Hoy, nuestra región requiere implementar medidas de corto, mediano y largo plazo para hacer frente a una mega sequía que nos ha azotado con dureza y que nos demuestra que sus efectos son más profundos de lo inicialmente esperado. Es cierto que debemos avanzar en la reutilización de aguas en la agricultura – de hecho aprobamos en el Congreso un proyecto que permitirá avanzar en la recuperación de aguas grises – y en el uso urbano y rural, pero por sobre todo debemos aumentar las fuentes de agua.
Y es aquí donde la desalación no es sólo una alternativa, sino una opción viable en un escenario de urgencia. No podemos seguir dependiendo en materia hídrica de las lluvias que sabemos son cada vez más escasas y también impredecibles. Precisamente la planta que tuvimos la opción de conocer posee una serie de estándares en materia medioambiental, con reconocimiento internacional y por sobre todo con un impacto positivo en la cantidad de agua disponible, en una región árida como la nuestra y que también ha debido diversificar sus fuentes por la escasez de lluvia.
Hoy la desalación es la alternativa más efectiva para nuestra región, y debemos avanzar hoy y de forma decidida y rápida antes que el escenario sea irreversible, por las necesidades de nuestras vecinas y vecinos, y también por las generaciones que no pueden verse enfrentadas a un escenario donde el agua no esté asegurada.
Por: Diputada de la República Carolina Tello
