Comienza un nuevo año, en el cual cada uno(a) está en una disposición de alcanzar los objetivos o metas que se han trazado, pero muchas veces nos olvidamos de lo importante que es estar en cercanía con Dios nuestro Padre, es a Él en quien tenemos que depositar toda nuestra confianza para lograr lo que se ha proyectado.
Es tan necesario comprender y colocarlo como premisa; al abrir nuestros ojos en el despertar de cada mañana agradecer todo lo que se nos entrega, que muchas veces por nuestras cegueras no descubrimos a tiempo y nos desgastamos tratando de justificar o en preguntarnos ¿Dónde está Dios?
Si todo lo que se vive las frustraciones, los dolores, las inseguridades, las enfermedades, las incomprensiones, la felicidad, la alegría, el compartir, el amor; Dios es el primero que las conoce y es Él mismo quien nos cobija en sus brazos para consolarnos, para apoyarnos, pero sobre todo para entregarnos su amor desinteresado, solo pensando en este hijo(a) que se deja llevar por falsos Dioses que nos sacan de lo esencial de la vida.
Hoy estamos llamados a pavimentar, a tapar los hoyos que vamos generando en el transcurso de la vida, ser verdaderos puentes de fe y confianza, hoy es el tiempo de compromiso a la oración, para dar pasos concretos de cambiar, de ser otro(a), siendo testigos de este amor, pero sobretodo siendo mensajeros en nuestras propias familias de la felicidad que se fortalece en la oración continua y veremos los milagros que se dan a través de esta cercanía con Dios.
Pero para esto se requiere un compromiso de llevar una vida comprometida con el hermano(a) que sufre, siendo capaces de dar lo mejor de sí, despojándose de todo egoísmo, de todo cinismo, para que el igual que Jesús descubramos que la vida es un servicio al necesitado, al más desposeído, al enfermo, a tanto hermano(a) que deambula por la vida sin dar un significado concreto a su vida.
Que hermosa tarea encontramos, fortalecidos(as) por este amor, seamos sembradores de esperanza, pero de sobremanera generosos en el esfuerzo de realmente preocuparnos por tanto hermano(a) que vive desorientado(a), acerquemos nuestra mano para levantarlo, fortalecerlo con nuestro amor.
No dejemos para más adelante sino que coloquemos todas nuestras potencialidades para realizar este compromiso en nuestra vida y familia.
Que tarea más hermosa hacer realidad lo que asumimos en nuestro bautismo el ser profetas, y descubrir que cada uno(a) está llamado a vivir la santidad.
Volquemos nuestra mirada en este año 2022 para realizar los proyectos que queremos realizar en nuestra familia y entregarnos por entero en ser portadores de la alegría del amor y sentir la presencia salvadora de Jesús y en la medida de nuestras propias fuerzas a encontrarnos con Él, dándonos el tiempo necesario, los espacios para entablar un dialogo profundo en la oración y al igual que la samaritana dejar de lado todos los quehaceres, las máscaras que anteponemos en nuestra vida, descubrir la necesidad de ser feliz junto a Él y en medio de lo que nos toca vivir.
Hagamos un trato de ser cada día mejor y vivir en intensidad lo que Dios nos entregara este año poniéndonos en el ser servidor y sembrador en las personas que están a nuestro lado, la bondad y agradecer a Dios por su presencia, compañía en nuestra vida, regalemos lo mejor de nosotros mismos por alcanzar los beneficiosos que este Padre nos pondrá en este año.
Que Dios los bendiga copiosamente a cada uno(a) de Uds. a sus familia, que este año que comenzamos sea lleno de felicidad y venturoso en compañía de sus más cercanos.
Por Hugo Ramírez Cordova