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|OPINIÓN| La Segunda Guerra Mundial: el horror a color

Se encuentra en la cartelera Netflix, el gigante del streaming, la serie documental en seis capítulos titulada La II Guerra Mundial: desde el frente (World War II: From the Frontlines), la cual es todo un acierto en cuanto a varios detalles: es narrada por el actor John Boyega (Londres, 1992) conocido por sus papeles en la franquicia Star Wars; todo el material está restaurado y a color; además, incluye las narraciones de sobrevivientes de campos de concentración, soldados, ciudadanos comunes y corrientes que vivieron el horror de una guerra que dejó más de 80 millones de muertes, entre otros.

Este verdadero material educativo es increíble por cuanto repasa las batallas más importantes de la segunda guerra, es decir, aquellas que fueron decisivas y provocaron poco a poco la caída de Hitler, el dictador alemán. Debo decir que la serie me dejó agotado; agotado de ver tanta locura y muerte. Sólo en la mente de un loco estaba la idea de conquistar el mundo llevando la esvástica como símbolo de destrucción, hecho más que paradójico, ya que en sánscrito la esvástica se conoce como «svastika» y está asociada con la buena fortuna, la prosperidad y la auspiciosidad. En ese sentido, algunas de las batallas se estudian en la escuela, como el Día D o la derrota del ejército alemán en Stalingrado. Otras han sido llevadas al cine con más o menos méritos históricos y cinematográficos, como por ejemplo, Rescatando al soldado Ryan (1998) dirigida por Spielberg o Cartas desde Iwo Jima (2006) dirigida por Clint Eastwood. No obstante, después de ver esta serie nuevamente se hace presente aquella frase cliché sobre que la realidad supera a la ficción con creces. Veremos por qué.

La docuserie posee los siguientes capítulos: 1: La raza superior (47 minutos); 2: Dominación del mundo (42 minutos); 3: Punto de inflexión (47 minutos);  4: Fortaleza Europa (48 minutos); 5: Invasión (48 minutos); y  6: Los últimos cartuchos (56 minutos). Cada uno de ellos está retratado con una narrativa impresionante, desde la música hasta el relato de los protagonistas. Por lo mismo, cada una de las breves historias que componen los episodios son, en ocasiones, un llamado a creer en la humanidad pese a todo, como la niña que le regala un durazno a un prisionero británico proveniente del norte de África; como a las humillaciones públicas que sufrieron mujeres francesas que se relacionaron con soldados alemanes en la ocupación nazi a ese país. A un nivel más general se menciona el bombardeo de los aliados a Hamburgo, orden a cargo de Churchill, como un plan para debilitar moralmente al pueblo alemán. La noche de la tormenta de fuego, o la Noche de Hamburgo (Hamburger Feuersturm en alemán) significó la destrucción total de esa bellísima ciudad puerto. Para muchos de los que participaron fue una misión casi sin sentido, pero la Alemania nazi no daba tregua y la invasión era sostenida y potente por varios frentes. Como relata uno de sus protagonistas “no había otra opción, había que obedecer”.

Otro de los aspectos sorprendentes de las historias contenidas en cada uno de los capítulos, tiene que ver con aquellos pasajes que se han vuelto casi épicos gracias al cine. Recuerdo en la película El imperio del sol (1987) de Spielberg, a los pilotos  kamikazes que hacían el ritual de despedida antes de la misión; su vestimenta particular, los pañuelos y emblemas, así como su entrenamiento espiritual daban cuenta de un arrojo sin comparación. En aquella película, un joven actor llamado Christian Bale se embelesaba ante la partida de cada avión. En la serie se menciona que 402 aviones japoneses cayeron a las aguas del Pacífico en lo que parecía una verdadera carnicería. Está por supuesto el relato y el video de un piloto kamikaze que logró sobrevivir de milagro.

En este momento en nuestro planeta se desarrollan muchísimos conflictos armados (véase, por ejemplo, Council on Foreign Relations en https://www.cfr.org/global-conflict-tracker); algunos de ellos no caben en el temido término Guerra, pero sin duda donde hay armas hay muertes. Y esa es la lección que nos entrega esta docuserie que es brutal y cruda en esencia, y que finaliza con la rendición de Japón tras las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki: que todo esto podríamos volver a vivirlo.

Por Roberto Paz
Profesor de Estado

OvalleHoy.cl