InicioOpiniónOpinión “Vuestros nombres ¿valientes? soldados..."

[OPINIÓN] “Vuestros nombres ¿valientes? soldados…»

A días del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, el tirano señaló: «No habrá piedad con los extremistas«. Por eso, al recibir noticias del trato más comedido que algunos comandantes de guarniciones de provincia le daban a ex dirigentes, decidió aleccionar a estos mandos «blandos» enviando a un Oficial Delegado que lo representaría y actuaría en su nombre.

El designado para esto fue un general que portaba un documento-pasaporte en donde éste era nombrado «Oficial Delegado del Comandante en jefe del Ejército y Presidente de la Junta de Gobierno« para «acelerar procesos y uniformar criterios en la administración de justicia« de los detenidos políticos.

La siniestra comitiva que usaba un helicóptero Puma estaba integrada por 10 uniformados y su jefe era el General de Brigada Sergio Arellano Stark. Ésta era la Caravana de la Muerte que dejó una estela de sangre, tortura, muerte y sufrimiento por 26 muertes en Rancagua, Curicó, Talca, Linares, Concepción, Temuco, Valdivia, Puerto Montt y Cauquenes. Esto fue el inicio de la tristemente célebre caravana de la muerte.

Pero el Puma y sus tripulantes estaban sedientos de sangre. Querían más sangre. Partió al norte. En su recorrido por La Serena, Copiapó, Antofagasta, Calama, Iquique, Pisagua y Arica provocó 71 muertes más.

Los sicópatas uniformados ejecutaron a prisioneros políticos con especial brutalidad, en muchos ocasiones los atacaron con corvos antes de fusilarlos. Eran presos, quizás maniatados y totalmente indefensos.

Años después, cuando se le preguntó al ex general Joaquín Lagos Osorio, Comandante de la Primera División del Ejército y Jefe de Zona en Estado de Sitio en Antofagasta, por qué no se habían entregado los cuerpos de los ejecutados a sus familias, Lagos explicó que le avergonzaba que se descubriera la forma bárbara en que estos uniformados asesinaron a los 14 prisioneros de Antofagasta.

“Me daba vergüenza verlos. Sí estaban hechos pedazos. De manera que quería armarlos, por lo menos dejarlos en una forma más humana. Sí, les sacaban los ojos con cuchillos, les quebraban las mandíbulas… Se ensañaron … Se los mataba de manera que murieran lentamente…”

Eran los prolegómenos del sello homicida de un funesto y sangriento régimen que habría de durar 17 años.

LOS ZARPAZOS DEL PUMA EN LA SERENA

De la cárcel de La Serena un 16 de Octubre de 1973 fueron sacados y llevados al regimiento Arica las siguientes 15 personas:

Mario Ramírez Sepúlveda, 44 años, profesor universitario, militante socialista.

Oscar Aedo Herrera, 23 años, técnico forestal, militante comunista.

Carlos Enrique Alcayaga Varela, 38 años, albañil, Secretario  CUT, Gobernador de Vicuña,  Mapu.

José Araya González, 23 años, campesino, militante comunista.

Marcos Barrantes Alcayaga, 26 años, supervisor en la Planta MANESA, militante socialista.

Jorge Contreras Godoy, 31 años, campesino.

Hipólito Cortés Álvarez, 43 años, obrero, dirigente del Sindicato de la Construcción, comunista.

Oscar Cortés Cortés, 48 años, campesino, militante comunista.

Víctor Escobar Astudillo, 22 años, funcionario de la ECA y secretario del Partido Comunista.

Jorge Jordán Domic, 29 años, médico, militante comunista.

Manuel Marcarian Jamett, 31 años, agricultor, militante comunista.

Jorge Osorio Zamora, 35 años, profesor universitario, militante socialista.

Jorge Peña Hen, 45 años, músico y profesor universitario, militante socialista.

Roberto Guzmán Santa Cruz, 35 años, abogado de Compañía Minera Santa Fe, militante del MIR.

Gabriel Vergara Muñoz, 22 años, campesino, militante del MAPU.

Estos son los nombres de inocentes víctimas del odio y la cobardía de un grupo de fanáticos sicópatas que salpicaron con sangre la institución a la cual pertenecían. Representaron fielmente a Caín.

“Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra…”

Cobardes porque sus víctimas no tenían las más mínima posibilidad de defenderse. Esto se llama terrorismo de Estado.

“Chacales que el chacal rechazaría… víboras que las víboras odiaran …”

Episodios como estos son los que aún muchos insisten en negar o afirmar que no sabían. Incluso justifican argumentando el manido y vergonzoso tema del contexto histórico.

Mi más sincera y profunda solidaridad para con los familiares de todas las víctimas. Me asiste la certeza que no están ni estarán solos. Somos muchos los que no nos cansaremos de denunciar crímenes como estos y de reclamar las debidas penas para los criminales.

Los integrantes – y muchos otros – de esta comitiva de la muerte que se autoproclamaron como nuestros salvadores, se autoerigieron en acusadores. Luego, ellos mismos fueron los jueces decidiendo la pena de muerte para sus prisioneros maniatados. También actuaron de verdugos y terminaron oficiando de enterradores para mayor escarnio de las familias de las víctimas y de todos aquellos que estamos y estaremos siempre por la vida y el respeto de los derechos humanos. Pero el régimen de terror no paró allí. Años después, terminaríamos por enterarnos que también se transformaron en desenterradores.

¿Acaso – amable lector – no sabía de la operación “RETIRO DE TELEVISORES” que implementaron las tropas que ocupaban nuestro país en aquella época?

“NI PERDÓN NI OLVIDO. SÓLO JUSTICIA, PERO VERDADERA JUSTICIA”

Es lo que opino.

Iván Anticevic B.

Profesor

06.399.125-2

OvalleHoy.cl