Por Fernando Julio Caiceo
Pertenezco a una generación que creció escuchando música para volar. Hoy paseo por las calles de cualquier ciudad y lo único que eecucho es un sonsonete que se siente enaltecido al ser clasificado como género. Tengo la impresión que de allí no hay mucho que sacar, hay quienes ya han atravesado este problema. Charly lo explícito: melodía armonía y ritmo; la música es más que ritmo que es lo único presente en e paisaje auditivo. Hace un montón de años escribí algo breve dando señas se los sonidos que habían desde la Plaza de armas hasta pasado la Alameda, los estilos, los ritmos, los tonos de las voces era un agrado hasta llegar al sonido de los pájaros de los árboles en la alameda.
Los tiempos han cambiado o se han mantenido para peor, ya que vemos que quienes han estado aprovechándose de lo público quieren volver con el manejo de nuevos rostros. Y, lamentablemente no se sopesa en su mérito lo obrado en este poco tiempo. Pido algo simple, compare estos meses y la última gestión de la derecha donde se dejo de cumplir con una deuda en educación que hoy se está resolviendo. Y tienen cara de volver.
Todos tenemos una labor simple, charlar evitando la habladuría, dejar de lado el parloteo vacío y preguntar por lo hecho. En las redes sociales veo virulencia que se asemeja mucho al encono, a cierta rabia.
La prensa llama la atención sobre la venta de leche vencida, una tonelada decomisada. ¿Quiénes van a las ferias libres por precios accequibles? Aquí debemos poner la vista en algo que podemos alquilar, la progresiva disminución de los empaques de leche y su aumento de precio. Porque la certeza del comercio establecido en los últimos años también se ha convertido en certeza de encarecimiento y de usura al por mayor.
