Requerido por el delito de hurto, desde el Tribunal de Familia llegó un oficio informando que tiene que ser internado en un hogar en Santiago, donde se encuentra como medida de protección por su conducta refractaria a las citaciones de los tribunales.
Tiene ya casi 16 años, aunque no representa más de doce y parece inofensivo. Sin embargo a no engañarse, porque a pesar de su corta edad y de su físico canijo, tiene varias condenas de tribunales de la región , en su mayoría por el delito de hurto.
En este caso es requerido por el mismo delito y el Ministerio Público está solicitando para él una sanción de 40 horas de servicio a la comunidad, lo que será resuelto en una audiencia próxima.
Esto no quedó ahí, porque L. I. S. I. una vez que fue llevado de regreso al calabozo del tribunal, a la espera de dar cumplimiento a su próximo traslado a Santiago, una vez más hizo una feroz “Cuática” con golpes en los muros, gritos destemplados y llantos desgarradores.
En el tribunal sin embargo ya no lo “pescan” porque saben de estos espectáculos.
Recuerdan la primera experiencia en la Sala 2 en noviembre del 2013 cuando luego que el magistrado decretó la medida cautelar de internación provisoria para asegurar su comparecencia en la siguiente audiencia, se refugió debajo del escritorio llorando y dando gritos, “no quiero ir preso, no quiero que me metan preso” debiendo ser retirado de la sala por dos fornidos gendarmes.
Sus actuaciones dan para una estatuilla. Tal vez no para un Oscar, pero al menos para una del Copihue de Oro, de la Cuarta, la regalona.
