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Pandora Papers y el mundo de dos clases

La abogada Carolina Tello, se refiere al tema que provocó un sismo político y dejó por las cuerdas al gobierno del Presidente Sebastián Piñera.

Durante el pasado fin de semana Chile y el mundo fueron testigos de tal vez la mayor investigación periodística de la historia, en una cooperación internacional que incluyó más de 600 periodistas y una enorme cantidad de documentos filtrados de un secreto a voces: Los paraísos fiscales y la evasión tributaria. 

En palabras simples  Pandora Papers vino a confirmar una práctica habitual en la llamada “elite económica”: Aprovechar los paraísos fiscales para realizar transacciones financieras evadiendo el pago de impuestos en el país de origen, permitiendo realizar traspasos de empresas, firmas de contratos, entre muchas otras prácticas. Y como muchos de ustedes habrán visto en distintos medios de prensa, pudimos confirmar que no solamente obedecía a personajes del mundo privado, sino también a personalidades del mundo público. 

Y es ahí donde el caso de Chile se vuelve no solamente insigne, sino también extremadamente preocupante. El caso de Piñera, Délano, y la venta de acciones por parte de la familia del presidente de dentro del  proyecto Dominga viene a demostrar una problemática de larga data en el país y de la cual no hemos sido capaces de hacernos cargo: El conflicto permanente entre los intereses del sector público y el sector privado. Dicho conflicto se acentúa cuando es el Presidente de la República quien cuenta con el Estado como soporte y garantía para realizar negocios que sólo conllevan un beneficio personal, poniendo no sólo en riesgo nuestros recursos naturales, sino además la misma institucionalidad, aquella que el ejecutivo ha reiteradamente sacado a la discusión a propósito de las demandas sociales. 

Pero, lamentablemente, y como dice el título de esta columna, Pandora Papers vino a desnudar algo más dañino para la construcción de un nuevo Chile: Y es que en nuestro país – y en el mundo también – se confirma que existen dos clases de ciudadanos. Los primeros (la mayoría) somos quienes estamos sujetos a el cumplimiento estricto de las normas, al pago de impuestos, a la aceptación de cualquier modificación tributaria, aún a costa de nuestro escaso patrimonio. La segunda clase: La llamada elite, posee la libertad de saltar dichas normas, de viajar a paraísos fiscales y generar beneficios multimillonarios inclusive en negocios como Minera Dominga, donde se puso como condición para efectuar pagos a la familia Piñera no proteger uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo, a costa del propio Estado de Chile y las futuras generaciones de chilenas y chilenos. 

Por Carolina Tello

Abogada Feminista

OvalleHoy.cl