“Papi. ¿por qué no te invitaron a la Gala del Festival de Viña, ah?”, me pregunta mi nieta mayor al almuerzo. “Es que había tanta gente y no te ví”.
Bueno, algo hay que responder. ¿no?
– Sí, tal vez lo hicieron hija, pero yo creo que la Zarigueya y la Rubia no dejaron entrar al cartero que me traía la invitación – le digo.
La Zarigueya y la Rubia son dos de nuestras mascotas que, sueltas en el jardín, se entretienen ladrando a cuanto se mueva o pase por la acera frente a nuestra casa. Y, en realidad los carteros (que llegan sólo a traer cobranzas de casas comerciales y del banco), prefieren lanzar adentro los sobres, aunque pierdan de cobrar la propina.
Cuando llego a casa, encuentro los restos de los sobres, dispersos, y ellas que se ocultan en un rincón, con la cola entre las piernas, como pidiendo excusas por la falta.
Tal vez ahí estaba la carta de invitación de la alcaldesa Reginatto.
– Claro, si iba a ir con la chaqueta “patitas de pollo”, esa con la que se casó hace 38 años! – dice la Gorda, mi esposa, desde la cocina.
– O con ese terno plomo que ya era viejo para mi graduación – agrega la hija mayor.
– Y con los zapatos que no se los lustra desde el Año Nuevo…
No sé por qué creo percibir en ellas un tonillo irónico.
– Yo te hubiera aplaudido igual – insiste la nieta, ajena a las ironías.
En cambio la hija menor está molesta, porque en los últimos días la televisión sólo habla de la Gala de Viña, de los vestidos de las famosas, de los chascarros de los famosillos, de las copuchas de los artistas y jurados, etc.
– Me tienen chata con eso. ¿es que en este país no hay nada más importante para informar? – interviene.
Habla de los vestidos de las mujeres que, sólo uno de ellos, vale lo mismo que toda su carrera de educación superior. O que, por ejemplo que el noticiero central de Televisión Nacional este domingo le dedicó 45 minutos a la previa del Festival. “CUARENTA Y CINCO MINUTOS!!.. se dan cuenta?”, añade con mayúsculas.
– Bueno, yo prefiero eso a ver el noticiero de Chilevisión que pasa puros asesinatos, denuncias de violencia, políticos corruptos, que el Penta, el Caval , que el gobierno, que la oposición, y todo eso ¿no? – dice la Gorda desde la cocina.
Yo entretanto estoy pensando en la invitación a Viña del Mar. Me imagino pasando por la alfombra roja, con mi chaqueta “patita de pollo” junto a la Tonka o a la Luli ¿se dan cuenta? Tal vez hasta me hubieran entrevistado para la televisión en uno de esos programas de farándula.
– Un saludo a la Gorda, a mis hijas, mis nietas … – hubiera dicho en pantalla.
En la noche, cuando me ocupo de dar de comer a las mascotas, aún con la duda, les pregunto:
– Cuéntenme la firme ¿Qué pasó con la invitación a la Gala de Viña, se la comieron ustedes?, ah?.
Y ellas, las orejas paradas, mueven la cola. ¿Qué significa eso?
Mario Banic Illanes
Escritor
