Para reflexionar.

Por estos días el mundo Cristiano se encuentra conmemorando la Semana Santa, la cual nos invita a reflexionar sobre nuestros actos y los cambios que debiésemos realizar para acercarnos más a Cristo; su figura representa una dimensión específicamente religiosa pero también tiene una connotación humana, abierta a todos, con independencia del credo religioso que se profese. Ésta es una figura que ha tenido seguidores en todos los tiempos y en diversos lugares del mundo, pero también ha sido sin duda, objeto de contradicciones e incluso de persecuciones contra quienes han sido cristianos.

Al día de hoy, diversas religiones están sufriendo momentos duros, dentro de las cuales encontramos a la Iglesia Católica, pero esto no debe detenernos, pues al igual antes nos sabremos poner de pie, puesto que con fe y esperanza todo es posible.

Éste fin de semana largo, merece que nos sentemos a reflexionar, que nos demos cuenta que el mundo cristiano celebra un momento fundamental en la historia de la humanidad, como fue la pasión, muerte y resurrección de Jesús, para así al ser conscientes de que se celebra, se cree una sociedad más tolerante y reflexiva y así con ello se aporte a la creación de una cultura de respeto y de dialogo, algo que en éstos momento se requiere con suma urgencia.

Estos días de Semana Santa, tienen impacto en los más diversos ambientes, pues si bien para algunos sólo representaría un descanso o lo asociarían a la suspensión de sus actividades laborales y escolares; para otras personas tiene un significado mucho más profundo, pues se genera un espacio de recogimiento producto de lo que se conmemora. En la actualidad la Semana Santa, comienza con el Domingo de Ramos, que celebra la entrada de Jesús en Jerusalén, para luego dar paso al Jueves Santo en donde se recuerda la Última Cena; para posteriormente a ello, enfrentarnos al Viernes Santo que es el día de la crucifixión y muerte de Jesús, para que finalmente el día Domingo Santo, éste Resucite de entre los muertos.

De hecho, me gustaría recordar que a la hora de la muerte de Jesús, María, su madre, se encontraba junto a él a sus pies y así lo señala el Lumen Gentium; “Así avanzó también la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo erguida (Jn 19, 25), sufriendo profundamente con su unigénito y asociándose con entrañas de su madre a su sacrificio, consistiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que ella misma había engendrado y finalmente, fue dada por el mismo Cristo Jesús agonizante en la cruz como madre al discípulo con éstas palabras: ‘Mujer, he ahí a tu hijo’”.

Cada Semana Santa, nos permite volver sobre éstas y muchas otras enseñanzas, como el gesto realizado por Poncio Pilatos, que ha quedado gravado en el inconsciente colectivo de las personas culturalmente hablando, por el gesto de “lavarse las manos”, ante su incapacidad de asumir la responsabilidad personal por sus acciones. En donde en el juicio a Jesús, le hizo la pregunta al pueblo, sobre si querían soltar a éste (por Jesús) o a Barrabás; siendo la respuesta del pueblo, que se dejara libre a Barrabás y se crucificara a Jesús, en quien Poncio Pilatos, no veía ningún mal, pero que igualmente cedió ante las presiones y derramó la sangre de un inocente y se excusó diciendo que el pueblo lo había decidido y no él.

Es por ello que en ocasión de lo que se conmemora me gustaría invitarlos a simplemente volver a leer los Evangelios para recordar, para volver a pensar, para reflexionar, para simplemente vivir mejor.

Susana Verdugo Baraona.

OvalleHoy.cl