Enfatizó la socióloga Marcela Muñoz Valdivia.
De los 66 candidatos inscritos a concejal para estas elecciones, llama la atención que tan solo 16 de ellos sean mujeres, sobre todo considerando las políticas públicas inclusivas con el género que han sido impulsadas por un gobierno cuya presidenta es una mujer. Ahora, la pregunta es si esto sucede en todo el territorio nacional o tiene relación con la identidad cultural ovallina, ciudad donde, además, no hay candidatas a alcalde.
La lucha de la mujer por lograr un rol político activo ha sido difícil, considerando que en el año 1934 se aprobó el voto femenino para las elecciones municipales, tras una década de debate marcada por la oposición de los partidos anticlericales y de izquierda, debido a la tendencia conservadora del electorado femenino. A su vez, el derecho para poder participar de las elecciones presidenciales y parlamentarias, fue concedido recién el año 1949.
No obstante, eso no fue garantía de que la mujer pudiera acceder a postular a un cargo público o que se mantuviera en él. María de la Cruz, creadora del partido femenino, fue la primera mujer en llegar al Senado en el año 1953, empero, “no alcanzó a terminar su período, ya que fue desaforada por estar, supuestamente, involucrada en un caso de contrabando y comercialización de relojes”.
Asimismo, cabe destacar que en el parlamento jamás la mujer ha logrado un 50% de participación, y actualmente en el senado, la representación femenina logra un 18,42%. «Las mujeres a nivel global están representadas en un porcentaje bajísimo en los parlamentos y si pensamos a nivel de presidentas, hay estadísticas de la ONU que señalan que, al año 2005, el 5% de los gobiernos estaban precedidos por una mujer y ninguna de ellas dictadora”, manifestó Marcela Muñoz Valdivia.
Elecciones municipales y realidad local
Para las elecciones municipales de este año, la representatividad de la mujer es baja, ya que, de los 5 candidatos a alcalde ninguno corresponde al género femenino y de los posibles concejales sólo el 24%.
Ante esto, la socióloga explica que “hay un contexto sociocultural en Ovalle que asigna a la mujer roles reproductivos, de cuidado y de maternidad, lo que en el fondo es grave porque para que terminemos con la discriminación, la exclusión y por qué no decir la pobreza, se necesita que las mujeres se tomen los espacios de representación política. Es decir, si no estamos donde se toman las deciciones que afectan nuestras propias vidas cotidianas cómo podríamos transformar las cosas”.
Ahora la pregunta es cómo estimular en Ovalle la participación de líderes, “en este contexto neoliberal necesitamos formar liderazgos femeninos y estimularlos desde la base, a nivel de barrios y potenciarlos, a través de la gestión comunitaria, pero tomando conciencia que pedir no es ciudadanía, ya que, muchas veces los liderazgos de las juntas de vecino se limitan al petitorio”.
Finalmente, la docente de educación superior señaló que “la mujer efectivamente ha sufrido una persecución histórica, limitando su participación política, deslegitimándola en ese rol, e impidiendo tomar decisiones sobre su destino, como ha sido el caso de Dilma Rousseff. Es hora de cambiar las cosas”, enfatizó la profesional.
Paloma Olivares Beltrán
