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¿Por qué sentimos que no estamos avanzando?

El tener que “pedir permiso” a la izquierda para “poder vivir” ha sido la tónica y consigna durante las últimas décadas, pero que se ha acentuado de sobremanera éste último tiempo, pues la libertad de expresión que ellos tanto pregonan estaría siendo de su exclusividad y que la verdad sería la suya, pues esta sería la única real y válida.

Porque digo que se ha acentuado de sobremanera este último tiempo, es porque desde hace algunos meses han sido los “mesías” de las noticias falsas, en sus redes sociales o en medios tanto escritos como radiales han propagado  información que luego al poco andar se ha corroborado que no era tal pero ni si quiera han tenido la “cortesía” de reconocer que lo que habían informado no era verídico, pero la verdad es ¿que se les puede pedir a quienes tienen como consigna “miente, miente, que siempre algo queda”?, sinceramente creo q no le podemos pedir nada.

Es lamentable que la libertad de expresión y acción se encuentra secuestrada por un grupo minoritario que no representa prácticamente a nadie, que lo único que hacen es tratar de imponer sus ideologías a través de la violencia y la extorción. Lo que se ha visto acentuado en el segundo Gobierno del Presidente Piñera.

Lo que me recuerda unas palabras de la filósofa estadounidense nacida en Rusia Ayn Rand que dijo: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.

Se supone que en Occidente se ha cultivado la libertad de expresión, sin embargo, desde hace bastantes años como mencioné anteriormente, hemos visto como la libertad de expresión ha sido amordazada por quienes se hacen llamar así mismos y que se arrogan ser los defensores de ésta pero que a decir verdad en la práctica no lo son, al contrario son sus principales trasgresores y es así como terminamos llegando a que estos grupos minoritarios intentan establecer pautas muchas veces por la fuerza de lo que se tiene que hacer y decir, pues debe ser como ellos quieren.

Escuchaba el otro día en una reunión con amigos que, ¿qué pasaba con todas las medidas que había propuesto el Presidente?, ¿en que estaban? porque sentían que no se estaba avanzando, pero hubo una respuesta de uno de ellos que realmente me hizo sentido y que siento que apuntó en el meollo del asunto y es que muchas de las políticas que dijo que se implementarían estaban empantanadas en el Congreso no por falta de diligencia del Poder Ejecutivo y de sus colaboradores, sino porque los parlamentarios de la actual oposición, se habían propuesto no tener que debatir estas materias, para que cuando llegara el mes de marzo, poder decir que el Gobierno no cumplió y frente a esa interpretación, nos preguntamos ¿cómo podría ser eso? y la respuesta estaba frente a nuestros ojos, y era acusando constitucionalmente a diestra y siniestra a cada Ministro para así poder dilatar las sesiones y no tener que hablar de los temas propuestos por el Ejecutivo, pues el mes de febrero estaba a la vuelta de la esquina y sencillamente todo lo que se propuso debería ser retomado en marzo.

Todo lo anterior no es más que fruto de una mezquindad impactante, porque no se trata de derecha o de izquierda o de centro, o de extremos, ni de blanco, ni de negro, no se trata de los partidos, sino de las personas, del derecho que tienen de vivir bien, en paz, de manera equitativa, de que los asuntos se discutan con altura de miras sin importar que sector lo propuso, sino ver si esto es un beneficio para el bien común, para la mayoría y no que sean proyectos o gustitos personales para sacar réditos de ellos, pero creo que mientras la izquierda se empecine no sólo en disfrazar las cosas y en seguir interpretando la realidad a su antojo; sino que también en intentar imponer a la fuerza de ser necesario su ideología, su verdad, en donde nos deban poco menos que dar permiso para hacer, deshacer o simplemente no hacer algo, se tornará imposible poder entablar un diálogo fraterno, sincero y mucho menos políticas sociales reales, que se pueda avanzar. Pues el acomodar las cosas a sus intereses, tergiversar la verdad e intentar imponer su ideología no es más que una mezquindad brutal y un doble estándar con quienes dicen representar.

Susana Verdugo Baraona.

OvalleHoy.cl