Prohibición de baño que no se cumple, al parecer el agua esta buena, pero es poca y hay fango. Una cruda infestación ensució el agua del principal balneario de Ovalle y hay cierto miedo.

El 2013 cerca de 4800 casos (por lo bajo) de norovirus se registraron en Ovalle. El agua había sido contaminada. Los Peñones uno de los principales afluentes de agua de la ciudad, reconocido balneario, se transformó entonces en un foco infeccioso.
Además, el segmento más visitado del río Limarí en Ovalle, fue intervenido con trabajo de canalización con maquinarias que extrajeron sedimentos, puentes, cortes de puentes y sucesivos cambios. Hoy, el río ha perdido la fuerza y el suelo se transformó en fango. Diez años de sequía han disminuido el caudal. Actualmente se trabaja en una respuesta concreta y oficial sobre si se puede o no usar el agua. De hecho muchos dejaron de tomar agua de la llave en Ovalle.
El suelo que tocan los pies, al entrar al agua del río es como arena movediza en las zonas más hondas. Ese barro denso que succiona los pies y que se torna peligroso. Autoridades optaron por prohibir el baño. Dándose cuenta que se iba a extrañar el río. Instalaron grandes piscinas con tobogán, con agua del río.

La intención no es ser «sapo» ni mucho menos. Pero la gente está usando el río para el baño y no parecieran enfermarse. El staff encargado de cuidar los toboganes miran de reojo a modo de improvisados salvavidas a quienes se bañan en el río. Implícitamente se entiende que serían los encargados de entrar en caso de emergencia.

Soy partidario de que sea los Peñones un lugar maravilloso. Como el río Calle Calle o los ríos de Noruega, Holanda o República Checa, donde corren libres en medio de la ciudad. Y la gente en sus bicicletas los cruza por hermosos puentes con flores colgantes.
Mientras, en el río de Ovalle la gente se baña con cautela y no faltan los expertos en saltos al agua. Exponentes del estilo carpazo y piquero. Bombas de agua y banana, son las formas de tirarse al agua desde las alturas. A muchos no le importa la restricción y personalmente también me bañé un par de veces.
El fango existe, el miedo al norovirus también. Pero es un lugar tan lindo, porqué tiene que terminar así. ¿Qué se puede hacer? y ¿Qué pasa realmente en los peñones?
Por: Ignacio Zuleta Pereira.