Ovalle es una ciudad cuyo centro en los últimos años se ha ido poblando de sitios eriazos que han quedado de edificios antiguos que se han derrumbado o han ido siendo demolidos por sus propietarios.
Unos concluyen convertidos en “Playas de estacionamiento”, otros están a la espera de la construcción de un edificio (que nunca llega) y otros terminan eternizándose como sitios que no prestan ninguna utilidad y permanecen a vista y paciencia de los ovallinos llenándose de basura y escombros.
En el caso de los dos últimos los propietarios, para cumplir con la normativa de construcción municipal, levantan cierres perimetrales de distintas características: desde sólidos y menos atractivos, cierres metálicos transparentes, cierres de calaminas , y otros de planchas de madera aglomerada que oscilan con el viento amenazando con desplomarse sobre los transeúntes.
Recordemos que a mediados de enero un cierre perimetral de la propiedad ubicada en el paseo peatonal con calle Arauco, que promediando la tarde se desplomó sobre la calzada . Si hubiera habido transeúntes en las proximidades podría haber ocurrido una desgracia. El cierre fue restablecido pero en las mismas condiciones precarias que antes.
La normativa legal señala que los propietarios de los terrenos baldíos deberán mantener cerrados sus propiedades, correspondiendo a la Dirección de Obras de los municipios respectivos quienes deben supervigilar que eso se cumpla. Aunque para el Municipio basta un cierre de mallas, paneles, calaminas, alambre de púas, etc para cumplir con la disposición.
Ahora, señala la normativa, es el dueño de la propiedad el responsable si ese cierre mal construido cae sobre terceras personas, debiendo pagar indemnizaciones en caso de lesiones o muerte; en este ultimo caso incluso podría ser formalizado por cuasi delito de homicidio y recibir grave sentencia.
Finalmente ¿Quién se responsabiliza por la contaminación visual urbana que generan decenas de sitios cerrados precariamente y que con el tiempo se cubren de papeles, avisos, publicidad política, etc, que después queda abandonada y rota hasta que alguien instala otra arriba?
Lo anterior se suma a numerosas construcciones antiguas que por causa de terremotos, mal construcción y el mal cuidado, están con sus muros a semi derrumbarse sobre las aceras. ¿No existe una orden de demolición vigente?
¿Quién regula o fiscaliza todo esto? Todos y nadie. Es una zona ambigua y un problema del que – como es frecuente en nuestro país – recién nos preocuparemos cuando ocurra una tragedia.
Crucemos los dedos.
M.B.I.
