InicioultimasOpiniónRápidos e irresponsables: ¿No hay quien le ponga el cascabel al gato?.

Rápidos e irresponsables: ¿No hay quien le ponga el cascabel al gato?.

Uno de los yernos de mi vecina sale de la casa en calle Yungay, casi al llegar a la avenida La Chimba, y se dirige a su vehículo estacionado en la pista opuesta.

Al bajar a la calzada no advierte sin embargo que, en sentido contrario y a gran velocidad,  llega un automóvil que luego de rozarlo, se pierde en la esquina siguiente.

Todo ocurre en dos o tres segundos. El joven se ha salvado, literalmente, por un pelo. Y los que observamos nos quedamos helados, sin atinar siquiera  a intentar la identificación del responsable.

En las últimas semanas ha sido (es)  una constante en nuestro barrio la presencia  de vehículos con motores y tubos de escape arreglados que circulan  a gran velocidad a todas horas por el lugar y en especial por la avenida La Chimba. Y los vemos o escuchamos a cada momento en el silencio de la ciudad en  cuarentena.

Incluso esos conductores se mofan de los controles militares que suelen ubicarse en la esquina de la avenida La Chimba, porque estos se limitan a revisar  los permisos de circulación, pero no así de las irregularidades de la máquina enchulada. Y una vez que exhiben el permiso, “aserruchan” el motor a fondo y se alejan en dirección a la calle Independencia.

Y ahí están todos los días, pasa y pasa con chipe libre frente a nuestras casas. La calle Yungay es a diario una verdadera pista de prueba de velocidad. Y han resultado inútiles las gestiones que han hecho vecinos para conseguir de las autoridades la instalación  de lomos de toro, o resaltos, si prefiere llamarlos. Pero no los que están en la avenida La Chimba, que son un verdadero chiste, y que en lugar de disuadir a los conductores para que reduzcan la velocidad, a los locos, a los de los autos enchulados, los motiva a acelerar por la emoción del salto y la caída.

Los vecinos quieren de esos metálicos, de esos  que a los conductores que los pasan a alta velocidad les duele hasta el alma.

Pero ahora los vecinos de la calle Yungay y del sector están preocupados por otro problema tanto o más grave que el anterior. El creciente número de vehículos que circulan en sentido contrario del tránsito. Unos muy lentamente, como escudriñando que no venga carabineros, a sabiendas que están infringiendo las normativas del tránsito. Otros, en cambio, como el que casi atropelló a mi vecino, a alta velocidad, sin importarle que salga otro vehículo de alguno de los pasajes y su conductor mire en dirección opuesta  sin advertir el  peligro que llega desde el otro lado.

En lo que me demoro en escribir esta nota cuento siete. SIETE, autos arreglados circulando frente a mi ventana.  Y se les puede escuchar a dos cuadras de distancia alrededor.  Y uno en sentido contrario del tránsito.

Han sido numerosas las mascotas  de mi calle que han pagado con su vida por culpa de estos “Rápidos e Irresponsables” . Un día de estos será un niño, o un adulto mayor y entonces vendrán los lamentos. De los familiares de la víctima, y las excusas de quienes tuvieron la oportunidad de prevenirlo y no lo hicieron.

¿No hay quien le ponga oportunamente el cascabel al gato?

M.B.I

OvalleHoy.cl