InicioultimasOpiniónReflexión en tiempo de adviento

Reflexión en tiempo de adviento

Entramos al tiempo de Adviento que viene del latín “adventus” que significa “llegada”. Adviento nos prepara para la llegada del Señor.

Es un tiempo para vivir la fe como alegre esperanza; es un tiempo para sentir a Dios como futuro absoluto del hombre y de la mujer. El cristiano se prepara a la venida de Jesús, haciendo una real renovación de su vida.

Es también para aprender a orar personalmente, en familia y en la comunidad cristiana, de corregir nuestros comportamientos dañinos y egoístas, de reconocer la presencia de Jesús en medio de su Iglesia.

“A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado. Que no se burlen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti, no quedan defraudados” (Sal 24, 1-3)

Está en nosotros poder enderezar nuestra vida en la relación familiar  que se nos va desviando de una amorosa y comprensiva convivencia hacia una mera coexistencia pacífica, esas actitudes media chuecas que nos dificultan el amor, desterrémoslas para dejar de lado esas acciones que muchas veces tenemos enquistadas en nuestra vida, valorar la vida con todo lo que Dios ha puesto a nuestro alcance, fortaleciendo la relación en nuestro hogar, descubriendo en cada instante lo hermoso que es vivir.

Es un llamado a sensibilizar con el dolor de muchas personas que han sido afectadas por estos acontecimientos que estamos viviendo como país; pero se nos plantea a los creyentes un gran desafío hacernos parte de los muchos dolores que por años han estado ocultos la desigualdad, la economía que no es solidaria, por un estado que se ha olvidado de su deber de proteger a los más olvidados niños, jóvenes, adultos mayores resguardándolos y garantizarles una educación y salud más justa; los más vulnerables con pensiones dignas y políticas donde todos tengan las oportunidades de poder desarrollarse, buscando el bien común.

Como prepararnos para hacer de este tiempo una espera donde nos sintamos de verdad hermanos de una fe sabiéndonos que muchas veces no solo basta con cumplir los mandamientos de Dios; hay que tener como mirada las Bienaventuranzas de Jesús para proyectarlas y hacerlas realidad en nuestra vida, además practicar las obras de misericordia, preocuparnos de nuestro entorno familiar, de la sociedad, del país mejorando el respeto, dignificando la vida y de mejorar nuestra vida interior.

Si algo no cambia en nuestra vida en este Adviento, no estamos preparando los caminos del Señor.

Haz que esta luz ilumine y poder descubrir el misterio de amor y liberación para así  germinar semillas de comunión porque tú eres quien nos guía fielmente por caminos de excelencia, fortaleciendo nuestros pasos cuando nuestra caminata se hace difícil y pesada.

Tú, mi Dios eres luz, amor, por favor alumbra mi oscuridad y guíame hacia la Esperanza. Oscuridad es mi noche te siento muy lejos de mí. Pero, quiero seguir creyendo que tú fuerza esta en mí. Cuento con tu luz y tu amor para cada paso que debo dar.

Paz y Bien.

Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl