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Reflexión sobre la realidad actual

Lo que estamos viviendo nos ha cambiado toda nuestra forma de vida, lo que pensábamos que teníamos todo controlado nos hemos dado cuenta que no era así.

Ya que vemos a nuestro alrededor en nuestras familias, amigos vecinos que hay un sentimiento de inseguridad, desosiego ya que dentro de ellos hay personas que han quedado cesantes, otros en las que empresas se han acogido al seguro de cesantía, otros que les paguen el 50% de su sueldo, pero también empresas pequeñas o esfuerzos familiares que han quebrado. Esto va a traer consecuencias graves en la economía de los hogares, con el dolor los más pobres son los que sufren con mayor rigor esta situación, ya que muchos se han endeudado con créditos para tener donde vivir u otros créditos de consumo que van a ser difíciles de solventar lo más terrible que en muchos hogares los dos se encuentran en esta situación.

Y hoy estamos viendo personas en nuestros barrios que hay personas que han tenido que salir a pedir en las calles u otros salir a vender lo poco que tienen para poder subsistir y eso que llevamos dos meses con esta pandemia. Es cierto que se prometen bonos o ayudas pero no llegan al sector más vulnerable, la clase media baja y muchos ancianos que tampoco reciben un mayor aporte a su jubilación. Si solo basta darse cuenta como han subido los costos de los alimentos, remedios etc, ya que me ha tocado ver y vivir en mi sector, en mi comunidad, ha salido a la calle el rostro más pobre, personas que antes no se veían o que nosotros no queríamos ver: en diferentes sectores no solo en los más marginados, sino en comunas que tienen un mayor índice económico,

No sé a ustedes pero esto realmente me da pavor ya que también me está tocando vivir en mi familia situaciones como les he descrito. De verdad no se sabe cuánto va a durar pero también cuando se va a volver a estabilizar las empresas que se han cerrado o las pymes familiares;  por eso los invito en la medida que puedan ayudar a instancias que van a surgir para ayudar a esas personas que se encuentran en una verdadera precariedad, es aquí donde debe aflorar la frase del Padre Hurtado “hay que dar hasta que duela”.

Esto no es solo un problema del gobierno, de los políticos, sino de cada uno(a) de nosotros ya que en esto tenemos que involucrarnos todos, no sé si han salido de sus casas pero solo ver a las personas en las calles con miedo o abasteciéndose en los supermercados o negocios de barrios como si esto fuera una guerra, donde muchos han subido considerablemente los precios por efecto de la escasez. Ojala que esto pase luego, pero en la realidad vemos en las cifras que hay mayor número de contagios donde muchos no han tomado un real peso de esta enfermedad y han sido irresponsables, pero también esto se da en las comunas más pobres porque hay una mayor hacinamiento ya que los espacios son pequeños, donde hay familias que tienen una mayor cantidad de personas por eso el contagio es mayor.

Este escrito va para contarles de verdad que la situación cada día se va poniendo más difícil, con mucha pena y honestidad ya que muchos de ustedes también tienen a alguien cercano viviendo esta situación; poder ser realmente solidarios y compartir con ellos, cuando tu das de corazón Dios te recompensa con el doble.

Toda la gente tenía un santo temor, ya que los prodigios y señales milagrosas se multiplicaban por medio de los apóstoles. Todos los que habían creído vivían unidos, compartían todo cuanto tenían, vendían sus bienes y propiedades y repartían después el dinero entre todos según las necesidades de cada uno. Todos los días se reunían en el Templo con entusiasmo, partían el pan en sus casas y compartían la comida con alegría y con gran sencillez de corazón.(Hechos 2, 43-46)

                  Hugo Ramírez Cordova.

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