La realidad climática que está atravesando el país nos lleva a meditar, el porque estamos en una situación tan dependiente de la naturaleza y de ciertos mercados, cuando se sabía lo que podía suceder.
Nuestra agricultura es muy variada por contar con climas y terrenos para producir diversos productos y aunque tenemos tipos de calidad de suelos muy distintos y en muy poca cantidad, es muy desarrollada en comparación a otros países de la región más, las ventajas comparativas en relación al cambio de estación del hemisferio norte, y, por ahora, en la región de Coquimbo no sobrepasa el 10% de las exportaciones.
Pero, últimamente estamos pasando diversos inconvenientes por el hecho de si bien, tener innumerables tratados con países, estamos muy dependientes de algunos, entre ellos China. Además, sí tenemos gobiernos débiles, falto de carácter o populista y no como aquellos que tenían un liderazgo como lo fue un Bernardo O´Higgins o un Patricio Lynch, estamos propenso a ser débiles ante los demás.
Debemos tener presente que, por el hecho de exportar productos agrícolas sensibles que son perecibles, somos motivos de presiones políticas por el solo error de depender de un solo mercado, es prioritario tener alternativas, ya vivimos esa situación con las uvas y ahora con las cerezas, ante eso, debemos diversificar nuestros mercados aprovechando todos los tratados y no depender de un solo comprador.
Nuestra región debe a la vez, analizar fríamente como va a enfrentar los problemas de agua y clima, por ende, hay que tomar medidas drásticas y modificar los cultivos, proteger los suelos agrícolas con planes de desarrollo estrictos, inhibir el desarrollo inmobiliario y modificar las áreas verdes de las ciudades por vegetación acorde a la zona. No hay que olvidar que la población mundial va a aumentar significativamente hacia el año 2050 sobre los 9.500 millones de personas y con mejor ingreso per cápita, aumentando significativamente la demanda de alimentos con estándares de una producción sustentable y saludable.
Todo esto hace prioritario proteger los suelos agrícolas, incentivar a los agricultores para evitar el éxodo del campo (26% de los chilenos viven en sectores rurales. Fuente: ODEPA) y adaptar los cultivos a la realidad que tenemos, no nos podemos farrear la oportunidad y por ello, debemos consolidar la región con una producción que asegure su consumo a sus propios habitantes y a la vez seamos capaces de exportar lo que tenemos, con políticas claras y posición firme en nuestras relaciones internacionales.
Octavio Álvarez C
