El miércoles pasado se efectuó en la Gobernación del Limarí una reunión del Comité de Crisis encabezada por el Intendente , el Seremi de Salud, el alcalde de Ovalle y representantes de fuerzas de orden y militares.
El objetivo de la reunión era elaborar las directrices de lo que sería el Plan Ovalle 2. 0 y adoptar las medidas que ayudarían a detener el crecimiento de los índices de contagios en la comuna de Ovalle, entre ellas la posibilidad de establecer una nueva cuarentena.
Sin embargo las autoridades sanitarias locales resolvieron que no eran necesarias medidas tan rigurosas, atendiendo a que la cantidad de casos activos , si bien altos (bordeaban el centenar) no eran tantos como los del mes de julio cuando se implementó el Plan Ovalle 1. Por lo demás, agregó la autoridad , la trazabilidad de los casos existentes está totalmente controlada, conociéndose el origen de cada cual, su ubicación y movimientos para hacer un seguimiento.
Atendiendo esto se optó por el denominado Plan Ovalle 2. 0 que consta de cuatro pilares fundamentales, como son la educación, fiscalización, trabajo de residencias sanitarias y pesquisa activa de casos positivos asintomáticos.
Incluso se anunciaba que el jueves se rehabilitará la Aduana Sanitaria de Pichidangui para controlar el ingreso desde el sur de potenciales contagios.
Lo anterior parecía absolutamente razonable, aunque muchos eran los que llamaban por medidas más enérgicas para evitar un mal mayor.
Sin embargo, menos de veinticuatro horas mas tarde, desde el Ministerio de Salud sorprenden con el anuncio que las comunas de la provincia del Limarí retroceden en el paso a Paso: Ovalle a la fase 2, y las restantes (incluida Río Hurtado que desde hace meses tiene 0 casos activos ) a la fase 3.
Las medidas de estas fases no son tan restrictivas como pudiera serlo una Cuarentena.
Sin embargo uno no puede sino preguntarse por una medida tomada en el nivel central que pasa a llevar la decisión de las autoridades y representantes de la comunidad de la región y de la provincia del Limarí.
¿Qué tan autónomos somos realmente? ¿Qué capacidad tenemos para resolver nuestros propios problemas sin que vengan a imponernos soluciones desde arriba?
Es una interrogante que además apunta a nuestro futuro político cercano, donde tendremos que resolver en las urnas autoridades como el Gobernador Regional y otras. Esperemos que estas tengan mayores atribuciones que las actuales. De lo contrario nos encontraríamos solo en un acto meramente cosmético y no ante un ejercicio de real descentralización.
M.B.I.
