Mal le fue a Chile en su reciente partido con su similar de Perú en compromiso amistoso. Y muchos ya comenzaron a preguntarse si la denominada “Generación Dorada” del futbol chileno llega a su fin y no existe un recambio para revivir los triunfos que llevaron a la roja a ganarse el respeto del futbol mundial.
Lo veremos esta noche en su compromiso ante México.
Ovalle también tuvo una generación de oro.
Esto es en la década de los 80 en la que desfilaron por Deportes Ovalle tanto en Primera como en Segunda División jugadores como Eduardo y Rubén Gómez. Incluso sus hermanos Osvaldo y Omar. A ellos hay que sumarles a Hugo Tabilo, Leonardo Canales, Willy González, Manuel “Lechuga” Araya, Wilfredo Cabrera, los hermanos Gustavo y Fernando Huerta, Rodolfo Dubó que llegó a ser capitán de la selección nacional.
Posteriormente llegaron a sumarse valores como José Miguel Álvarez, Carlos Venegas, Hector Rivera, Guillermo Salinas, José Gonzalez, Erwin González, Pedro Barahona, Mario Villanueva y otros que se me escapan.
Es imposible olvidar aquel partido histórico de la Selección Chilena en el estadio nacional ante la Selección de Inglaterra en la que había en la zaga roja, tres jugadores ovallinos: Eduardo Gómez, Manuel Araya y Hugo Tabilo. Pocas ciudades en el país han tenido ese privilegio.
En los años siguientes fueron apareciendo y desapareciendo figuras como Jorge “Kike” Acuña, Paolo Vivar, Xabier Santos, aunque de estas sólo se mantiene hoy en un primerísimo plano Enzo Roco, que ha transitado por Europa, México y ahora Turquía.
Pero, como ocurre con Chile, ningún equipo ovallino de las ultimas décadas ha constituido un conjunto con figuras que hagan mirarnos con el respeto con que nos miraban antes. Ese prestigio de ser una cuna de futbolistas, y en el que los ojos del futbol chileno estaba puesto en nosotros para ver aparecer una nueva y relumbrante estrella. Esa que en un momento nos llevó a codearnos con los grandes del futbol nacional.
¿Qué sucedió? ¿Se agotó esa cantera que parecía interminable?
Alguien sugiere que con la desaparición de las queridas canchas de barrio, en la que los niños salían a jugar sus interminables pichangas al final de la tarde, para ceder a la construcción de poblaciones, se fue dando paso para que los niños y muchachos opten hoy por quedarse con sus consolas de juego, sus tablas o sus computadores en el interior de la casa. O que, talvez por esto mismo, los padres cambiaron los regalos de la Navidad: un teléfono celular antes que una pelota de futbol.
Es verdad que hay generaciones nuevas que pueblan los planteles de los actuales equipos, Provincial Ovalle y Deportivo Ovalle, pero – con respeto – no se ven jugadores de esos que en los 80 causaban la admiración del hincha y regresaban al estadio a la semana siguiente sólo para verlos. De esos que encandilaron a las grúas de los grandes equipos y a los seleccionadores nacionales. De esas con las que hoy uno no pueden menos de preguntarse si nacieron fuera de época, pues si hubieran aparecido hoy estarían en Europa, como lo aseguraron hace un tiempo dos emblemáticos jugadores trasandinos: Julio Ortiz y Ciro Ocampo.
Espero estar equivocado y que desde abajo, por ejemplo en esa notable generación de Novatos que hoy transita en la competencia ANFA, vengan aquellos jugadores llamados a re encantarnos con nuestro futbol para que nos vuelvan a colocar en las grandes ligas y el estadio Diaguitas una vez más se llene solo para verlos.
M.B.I.
