Con una multitudinaria ceremonia religiosa celebrada en la Iglesia del Divino Salvador de Ovalle por el padre Gerardo Soto Toledo, fue despedido don Sergio Peralta Peralta.
En representación de la familia Peralta Morales, habló en el templo su hija María Isabel .
El texto de su intervención es el siguiente:
“Queremos agradecerles a todos, tanto a los que personalmente o a la distancia y por diferentes medios nos han entregado – a mi mamá y familia – tan profundo cariño y permanente apoyo.
Su compañía ha sido vital para superar tristes momentos en que la pena y nostalgia parecen tan agobiantes.
Mi papá ha partido sereno porque Dios siempre fue su compañía y le daba respuestas a parte importante de sus inquietudes de vida.
Su sentimiento profundo frente a Dios; su estampa al caminar; esa corbata combinada y el consejo prudente permanecerán para siempre en el alma de nosotros.
Hoy sentimos que se va junto a él una forma diferente de abordar la vida.
Él fue siempre un Católico muy practicante y respetuoso.
No aspiró a grandes bienes materiales, respondía a una formación que le impuso mi abuelo Diego y su madre Aldecira en otra época de Chile.
Época en que el ciudadano de a pie era más austero; más respetuoso ; más creyente tanto en las instituciones como en el amor de pareja o en el respeto hacia Dios.
Muy de joven mi papá adquirió la vocación por rezar el rosario.
Su religiosidad era compartida.
Nos invitaba junto a mi mamá en los más inexplicables lugares; como en la playa grande de Tongoy, en la carretera camino a la Serena; en las tardes de viernes santo o en los atardeceres luminosos de la víspera de navidad; a rezarlo junto a él.
A veces de niños ; nos mostraba chispazos de felicidad con la simpleza de mirar la ciudad Ovallina desde la Silleta ; al pie de la antena de su querida radio Amanecer.
Hoy, cuando despedimos el alma de mi padre, no parece prudente hacer un listado poco respetuoso de cada una de sus obras;
Las que desde luego fueron muchas y muy fructíferas.
Sobre todo en el ámbito cultural y educativo.
Los colegios Amalia Errázuriz; el propio San Viator; ésta misma parroquia del divino Salvador y los cursillistas a quien tanta energía dió lo guardan en su pensamiento e historia.
Hoy, en éste momento solemne; queremos más bien como hijos agradecer el permanente y respetuoso compromiso con mi mamá, Matilde, su compañía de toda la vida; su espejo, su confidente, el amor permanente y solemne para toda la vida.-
Con ella construyó una complicidad perpetua que hoy sólo ha desatado la mano helada e invisible de la muerte y el paso inexorable de los años.-
Mi papá ha partido con su rostro sereno;
Ustedes lo han visto; está allí; casi feliz porque siempre;
Siempre y Hasta su último suspiro de vida tuvo la convicción religiosa de que su muerte lo conducía a una vida luminosa, eterna, plena y feliz en compañía de Dios cariñoso y creador.-
Nosotros sus hijos, somos y tenemos parte de su vitalidad y su sangre; Y Lo recordaremos siempre por sus convicciones; por su ejemplo de vida que hoy ; nos han dejado una huella profunda e indeleble.
Por eso estamos seguros que mi papá vive y vivirá siempre en nuestras almas como cuando era de joven;
Alto y delgado, siempre junto a mi madre; austero; ponderado, un caballero a la antigua; tranquilo en sus consejos;
Esta es una imagen que nos acompañará hasta el último final de nuestros días.-
Querido papá
Te hemos querido mucho y deseamos que tu alma descanse en paz. «
Una vez concluida la misa, sus restos fueron trasladados hasta el Cementerio Municipal de Ovalle para su sepultación, acompañado de su esposa Matilde, y sus hijos, María Isabel, Arturo, Diego y Sergio.
