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Territorio Antártico: Chile no debe vacilar en la defensa de su soberanía

Las tierras antárticas han pertenecido a Chile desde cuando la Corona de Castilla reorientó su política internacional entre 1480 y 1494 (Tratado de Alcacovas- Toledo, Bulas Inter – Caeteras y Tratado de Tordesillas), donde el Estado de Portugal, le reconoce derechos territoriales (dominios), de allí que Chile es el único Estado que posee como argumento esencial el derecho de heredad.

Por ello, la Corona con la necesidad de consolidar su dominio, dicta la Real Cédula del 24 de enero de 1539, todo con un sentido político y jurídico, la asignación de una gobernación TERRA AUSTRALIS, a, Pero Sancho de Hoz, en las tierras que se descubran al Sur del Estrecho de Magallanes y hasta el Polo Antártico.

En el periodo de Pedro de Valdivia busco que se reconociera sus jurisdicciones de Nueva Extremadura y Terra Australis, pero esto recién fue posible después de la muerte de Valdivia donde la Corona, un 29 de septiembre de 1555 designa a “Jerónimo de Alderete en el cargo y empleo de gobernador de Nueva Extremadura según la ampliación de 1554 y de las tierras y provincias que caen en la demarcación de la Corona castellana de la otra parte del dicho Estrecho”(Las Fronteras Antárticas de Chile, página 50).

En el periodo de la Independencia, hay acuerdo que, en la administración de O´Higgins, surgió la preocupación de los temas político- territoriales y se profundiza en el estudio de la “extensión” de la heredad en la superficie terrestre. Recordemos que el Prócer insistió en esto, vale recordar la “carta Coghlan” de agosto de 1831, donde expresa; “una simple mirada al mapa de Sudamérica basta para probar que Chile, tal como queda descrito, posee las llaves de esta vasta porción del Atlántico del sur, en que prevalecen los vientos del oeste, esto es desde el paralelo 30 hasta el polo, y también posee las llaves de todo el gran Pacífico, igual en tamaño a un tercio del globo, hasta tanto Nueva Zelanda y la tierra de Van Diemen puedan compartir con Chile este Imperio” (Rev. Libertador O´Higgins, página 115, Año XXI,2004).

Más adelante, en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, se “dispone como chileno el territorio comprendido entre los meridianos 90° y 53° Oeste. Esto significa una superficie de aproximadamente 1.250.000 kilómetros cuadrados” (La Definición de Limites o el Limite de la Indolencia, página 23). A pesar de incomprensión de una parte de la población común y de una parte de la elite mandante, nuestro país constantemente se ha preocupado de ejercer soberanía en dicho territorio, una muestra palpable fue ya, desde 1940 ver la factibilidad de instalar bases permanentes (a contar de 1947) e inclusive, en 1984 se crea Villa Las Estrellas con familias completas que residen allí.

Pero hoy, nos encontramos con inconvenientes por la instalación de bases de varios países, que derivó en la firma de un Tratado Antártico (1961 entró en vigencia), que congeló las reclamaciones de soberanía. Esto por la injerencia de los poderes mundiales que quieren relativizar la soberanía efectiva. Nosotros desde 1947 al igual que Argentina, se reconocen mutuamente derechos. Defender nuestros derechos antárticos es defender el potencial geopolítico y geoestratégico de Chile, jamás hipotecarlo.  

Octavio Álvarez Campos

OvalleHoy.cl