Hoy quisiera referirme a los últimos acontecimientos que se han suscitado a lo largo de la semana, poniendo énfasis en las personas que fueron llamadas a resguardar el orden público, es decir Policía de Investigaciones, Fuerzas Armadas y Carabineros.
Quisiera partir recordando que tras ese uniforme hay personas que son ciudadanos igual que todos nosotros, que están haciendo su trabajo y que tienen familias que viven con temor a que sus seres queridos no regresen pues pueden morir en las líneas del deber y que lamentablemente se han convertido infelizmente en la carne de cañón de políticas de seguridad que han fracasado y que siguen fracasando todos los días.
De hecho no hay ningún indicador más claro de la existencia de una democracia fuerte y un estado de derecho consolidado que el respeto a la autoridad y el apego a las reglas y a menos que comencemos a respetar a las autoridades (Carabineros, políticos, profesores, etc) y que nos comportemos de forma civilizada en nuestras interacciones con otras personas, difícilmente podremos construir una sociedad más justa y equitativa.
Desgraciadamente los medios de comunicación (no todos) victimizan al victimario, cuando se producen marchas en donde los encapuchados, golpean sin miramiento a los funcionarios policiales y tildan a Carabineros o a los miembros de la PDI o de las FFAA de opresores, violentos, etc. pero ellos simplemente están haciendo su trabajo que es proteger el orden público y resguardar la paz social y a la ciudadanía a riesgo de ser golpeados, destituidos por hacer su trabajo e inclusive de perder su propia vida.
Igual es loable reconocer que se han producidos manifestaciones pacíficas a lo largo de la semana, eso no se puede desconocer y a decir verdad esa debiese ser la tónica de una manifestación, porque todos podemos decir lo que pensamos y manifestarlo, pero siempre con respeto, esa es la base de cualquier convivencia sana.
Por lo demás, no podemos ser tan mal agradecidos y mezquinos con nuestros Carabineros e integrantes de las FFAA, pues éstos acuden en nuestra ayuda en cuanta tragedia nos golpea (tsunami, terremotos, aluviones, accidentes y un largo etc.) acordándonos de ellos e implorando su presencia, pero cuando las cosas andan más o menos bien, las personas se olvide su noble labor, de su sacrificio desinteresado por el prójimo y por la Patria y se haga otra cosa que humillarlos, despreciarlos y maltratarlos.
Es momento de sentarnos a reflexionar y pensar que Chile es el que queremos, si queremos un Chile violento, desinteresado en lo que ocurre con nuestro vecino, falto de respeto o bien si queremos un lugar como el que teníamos antes, aquel en que nuestros niños podían jugar a la pelota tranquilamente sin el miedo a que reciban una bala loca, el Chile en donde se respetaban a los docentes, a los Carabineros, a los padres, a las figuras de autoridad en general, debemos hacer un alto y decidir qué es lo mejor que nos puede pasar.
Lo sucedido a lo largo de ésta semana era como si una matriz de ira y odio contra lo establecido se hubiese roto y su contenido fluyera por las calles, inundando de violencia y confusión todo lo que encontraba a su paso, sin poder ser detenida ni contrarrestada por la fuerza de su caudal.
Me gustaría seguir recordando, porque la memoria de algunos es frágil lo sucedido hace un par de años atrás cuando desgraciadamente, en la Ruta D-43 en el kilómetro 62 en las cercanías de la Cuesta Las Cardas, en el sector de Apatita, dos funcionarios de ésta noble Institución que es Carabineros de Chile, perdieron la vida tras la persecución de un vehículo que fue robado en el Peñón por 6 antisociales (4 de los cuales eran menores de edad).
También puedo evocar lo que ocurrió hace un par de meses atrás cuando funcionarios de la Tenencia de Carabineros de Punitaqui recibieron una llamada que les informaba que una persona se encontraba lesionada en el Cerro Grande de ese sector y partieron sin demora, tanto el Sargento Segundo, Jeansen Guerrero como el Cabo Primero Carlos Escobar, al rescate del deportista. Pero al llegar vieron que era un sector de complejo acceso para aproximarse al afectado en sus vehículos y sumado a ello que quedaba muy poco tiempo de luz para esperar al personal especializado; decidieron dejar sus vehículos y aproximarse a pie dos kilómetros cerro arriba por ésta persona, para luego de encontrarlo y estabilizar sus lesiones, hicieron lo que no muchos harían por un extraño, cargarlo al hombro y descender con éste por largos dos kilómetros hasta donde los esperaba el personal de emergencia del Cesfam local.
Además de la loable visita de apoyo que hizo Carabineros a una residencia en La Pampilla que recibe a niños que han sufrido graves vulneraciones en sus hogares. En dicha instancia Carabinero compartió con los niños y aprovecharon de realizarles cortes de pelo y de entregarles un sinfín de amor y alegría de la cual se han visto privados por sus propias familias.
Así las cosas, podría estar rememorando un sinfín de situaciones en las que nos encontramos con éstos héroes anónimos, quisiera que recordemos lo ocurrido hace un par de años y en fechas más recientes y tengamos eso en mente cuando nos manifestemos, el Carabinero, el funcionario de PDI o el de las FFAA, están prestando un servicio a su Nación, no es un trabajo como cualquier otro; sino que es una vocación, respetemos, ellos no son el “enemigo”, el “enemigo” es la corrupción, los abusos, el nepotismo, las colusiones, no quienes dan su vida al servicio de la Patria.
Susana Verdugo Baraona
Médico Pediatra y Ex Gobernadora de Limarí