¿A quién se le pudo haber ocurrido trasladar las dependencias del Registro Civil e Identificación a un centro comercial ubicado en los extramuros de la ciudad?
No tengo claro si fue la idea de alguien de la anterior administración pública o de un iluminado de la actual. Si es lo primero, tampoco veo mucho entusiasmo en los actuales administradores en apresurarse a rebatir la idea, desechándola por descabellada.
Y para rechazar esto se han levantado numerosas manos, en forma de firmas, manifestando su preocupación que la iniciativa siga adelante.
Porque es verdad que las actuales dependencias – estrechas e incómodas – no cumplen con las condiciones mínimas para atender a los cientos de usuarios que llegan cada día a buscar solución a sus problemas. Así como tampoco las mínimas comodidades para el desempeño de los funcionarios.
En eso estamos totalmente de acuerdo.
¿Pero es la solución trasladarlas hasta el Mall Plaza de Ovalle, a decenas de cuadras de distancia del centro cívico de la ciudad?… Para nada. Aunque se diga que el recinto comercial ofrecería dependencias más amplias y cómodas en un comodato gratuito durante cinco años mientras se busca una solución definitiva.
En primer lugar porque eso obligaría a más de 10 mil personas mensuales que deseen utilizar los servicios a movilizarse desde el sector céntrico hasta el extremo oriente de la ciudad; viéndose obligados a gastar dinero en pasajes de ida y regreso. Peor aún cuando la mayor parte de esas personas llegan desde el sector rural o de poblaciones apartadas que deben pagar doble movilización.
Además de pérdida de tiempo tanto en el traslado como en la espera para la atención.
Por otra parte el comercio del sector histórico de la ciudad (léase centro o Barrio Independencia, incluido el Mercado ) han captado que eso significaría potencialmente la pérdida de una cantidad aun inconmensurable de ventas y pérdidas de servicios alimenticios, porque una buena aparte de esa población migrante optaría por comprar o alimentarse en el sector del Mall. Lo que asestaría un nuevo golpe durísimo al alicaído comercio tradicional.
Lo razonable sería la búsqueda urgente de otras dependencias – mas amplias y cómodas –sin abandonar el Centro Cívico, mientras se construya una solución definitiva. En una reciente reunión fueron mencionadas algunas, entre ellas el antiguo edificio donde funcionó originalmente el Tribunal de Familia frente a la Plaza de Armas.
Es de esperar que las autoridades regionales del Servicio de Registro Civil e Identificación y del Ministerio de Justicia sopesen la situación y no actúen de manera apresurada. Más aun considerando la espontánea reacción de rechazo a la medida.
Porque, como bien dijo alguien en los últimos días refiriéndose al tema:
“Hay ideas descabelladas … y esta”.
M.B.I.
