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Un imbécil nivel Dios.

Pasada la medianoche, después de darme vueltas una y otra vez en la cama, logro finalmente sumergirme en un sueño por lo demás inquieto, como imagino debe ser el de muchos en estos días de temor, angustia, incertidumbre físico, mental y económico.

En estos días en los que mientras muchos luchan por no infectarse de Covid-19, confinándose en sus hogares,  otros tantos y numerosos que se arriesgan para tratar de llevar el sustento diario a sus familias.

Pero hay otros que andan en otra cosa distinta. Muy distinta.

De pronto alrededor de las 04. 40 horas me despierta de manera abrupta un estruendo que llega desde la calle – Yungay en la población Fray Jorge – , y cuando mi cerebro logra ajustarse, me doy cuenta que se trata de un automóvil de esos enchulados, cuyo conductor aserrucha una y otra vez, para finalmente pasar frente a mi casa, haciendo estremecer los ventanales. Un ruido espantoso.

Al llegar a la esquina de la avenida La Chimba, hace un giro haciendo rechinar los neumáticos en el pavimento y se aleja en uno u otro sentido. Y cuando creo que ya el estruendo ha terminado, vuelve por alguno de los pasajes, tanto o más fuerte. Y otra vez las ”aserruchadas”  (a Nivel Dios, como dicen hoy en redes sociales) y luego de nuevo un pique hacia la avenida La Chimba haciendo sonar las alarmas de los vehículos estacionados.

¿Cuánto ha transcurrido? Cinco, diez minutos.

Un par de minutos mas tarde pasa un vehículo de carabineros que, me entero después, ha sido llamado por una vecina del sector.

Lo cierto es que en las últimas semanas ha aumentado exponencialmente la cantidad de vehículos “enchulados” que utilizan mi barrio o la avenida La Chimba para probar motores. En el día, en la noche y, aun más preocupante, en horas de toque de queda.

Subo un reclamo personal a mi página de Facebook , titulado ¡QUE IMBECIL MAS GRANDE!. Y me sorprende la respuesta de terceras personas, solidarizando conmigo y mi familia, y aprovechando de denunciar que en toda la ciudad, todos los días, en especial durante el TOQUE DE QUEDA, se hacen piques clandestinos . ¿Qué hacen los carabineros y militares?, preguntan unos. ¿Y dónde están los que deben hacer respetar el toque de queda????., preguntan otros.

El de los vehículos enchulados o arreglados es un problema antiguo. Son individuos  (émulos de Toreto de la película Rápidos y Furiosos) que buscan en la generación de adrenalina, en la velocidad, en el rugido del motor de su vehículo, en los decibelios de sus equipos de música, dar sentido a sus vidas.

Conciertan carreras clandestinas los fines de semana en rutas de las afuera de la ciudad (atentos a las transmisiones radiales de carabineros para desaparecer antes que estos lleguen) , pero se entrenan duran la semana en las calles de la ciudad.

Pero ese es un sonido al que en la antigua normalidad estábamos empezando a acostumbrarnos, así cono a los vendedores ambulantes ocupando las aceras, los perros callejeros en plaza y parques, los indigentes bebiendo alcohol en paseos públicos. Total, para que hacerse mala sangre, decíamos encogiéndonos de hombros.

Sin embargo lo del imbécil de la madrugada de hoy es algo que se sale de norma. Un imbécil nivel Dios, como dicen los jóvenes.

Tal vez debería ser detenido para donarlo a la ciencia y examinar que tiene en el cerebro. En una de esas se logra algo útil de todo esto.

Mario Banic Illanes

OvalleHoy.cl