Hay una imagen que no puedo sacar de mi mente, la de ese niñito tirado en la arena, muerto; como pueden suceder hoy en este mundo esta situación de despojo por lo esencial que es darle la esperanza de una vida plena, en la cual como todo niño reciba lo necesario para vivir en dignidad con los cuidados y su protección, lo cual debiera ser lo que siempre se debe luchar por los niños de todo el mundo. Ya que no hay que olvidar que en África mueren a causa de hambre miles de niños, esos niños que son la riqueza del ser humano, como olvidamos en estas guerras fratricidas el respeto por la vida, somos tan indolentes con estas realidades, si basta mirar en nuestro entorno tanto niño y niña que se les niega la vida por decisiones que dejan de lado el bienestar y el derecho a la vida.
Cuanta falta nos hace recordar nuestra infancia que fue lo más hermoso que todo ser humano vive, no dejando de lado que también hay situaciones en que algunos han sido vulnerados de sus derechos y abusados que muchas veces les deja una marca permanente en sus vidas.
Dios nos entregó la vida para multiplicarla y nos dio la sabiduría para poder discernir que todos estamos hechos para obrar bien, dejando de lado esas pequeñeces tan estúpidas como son las razas, los credos religiosos o las formas de pensar, porque en todas las religiones donde hay un Dios prima la vida, lo cual cada persona debe cuidar, partiendo por cada familia dándole a los más desprovistas las garantías para que sean felices y la protección necesaria que necesitan.
Que esta imagen nos de la sabiduría para emprender en nuestras familias el cuidado y alentar con gestos y actitudes el valor que tienen los niños para vivir plenamente, gozando con las pequeñas cosas, pero con el amor que se les debe entregar en todo momento, cuando uno entra en años, ve a sus hijos crecidos con familias y esos nietos que nos vuelven a hacernos vivir la alegría de la vida, en cada sonrisa o en cada palabra gesto nos sentimos tan bendecidos por Dios.
Los invito a juntar sus manos para orar por tanto niño que sufre por la guerra, por la persecución, por el hambre, por no ser respetados sus derechos, para que pidamos a este Padre Dios la cordura, la sabiduría para ser garantes de un mundo mejor donde cada niño y niña se sienta en igualdad de condición y se les permita vivir con toda la protección que merecen.
Jesús al nacer lo hace en un humilde establo es la mejor imagen que debemos recordar ya que en ella se nos muestra el verdadero amor de una familia y en la cual la humanidad debe proyectar como el signo más grande que Dios nos puso en nuestra vida, el cual ser garante de los derechos de todo niño que tiene al nacer.
Un niño dijo a Jesús:
«Como tú, quiero ser bueno:
recorrer el mundo entero
llevando de Dios la luz».
Y Jesús que es muy sincero,
le contestó dulcemente:
«Ama a tu hermano primero,
y trátalo como gente»
Hugo Ramírez Córdova.