Un peligro latente.

Existe gran preocupación por parte de la comunidad, sobre el mal estado de las aceras y calzadas que se encuentran emplazadas en nuestra ciudad, las cuales no sólo han dado lugar a más de un accidente; sino que también, dificultan de sobremanera el tránsito y seguridad de las mujeres que se encuentran embarazadas, de nuestros niños, adultos mayores y de todas aquellas personas que sufren de discapacidad motriz, visual, etc.

Hay aceras por las cuales derechamente ya no se puede transitar, pues se encuentran en tal mal estado (que no es reciente, sino que es una situación que se viene arrastrando desde hace años), que el sólo hecho de tratar de circular a través de éstas, se transforma en una verdadera odisea y un ejemplo patente de ello, es la acera que encontramos en calle Victoria con calle Tangue en dirección a la Población Fray Jorge, que es una verdadera trampa para la seguridad e integridad de las personas o a la salida del internado del Liceo Alejandro Álvarez Jofré, como también en calle Santiago y así tantas otras.

Sin lugar a dudas, se ha llegado a éste punto no sólo porque las raíces de los árboles han levantado los pastelones de cemento; sino que también en varios de los casos, por el mal estado de sus cimientos los cuales han permanecido años sin ningún tipo de mantenimiento. Esta situación se debe abordar desde el punto de vista de esa necesidad que tiene el ciudadano de a pie de poder transitar tranquilamente y con seguridad por aquella vereda deteriorada y que cuando le mejoramos esa vereda, no sólo mejoramos la acera en sí, sino que mejoraremos también su calidad de vida.

Recuerdo hace un buen tiempo haber escuchado al Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, don Felipe Salaberry decir que los Municipios por fin podrían reparar las calles y veredas sin autorización del Serviu, a través de un convenio que se había realizado entre la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere) y el Ministerio de la Vivienda, en donde se les facultaba a las Municipalidades del país, a partir de aquel momento a reparar sus veredas y las calles de su Comuna, sin tener la necesidad de pedirle permiso al respectivo Serviu.

Tendremos que ver que ocurrió con dicho convenio, pues hoy en día entre el Serviu, el Gobierno Regional y las Municipalidades, como se diría en buen chileno, se “tiran la pelota” y al final nadie hace nada ni nadie toma cartas en el asunto, ¿o acaso debemos esperar que una persona se accidente gravemente o muera producto de la mala caída y los demande para que actúen?, el momento de actuar es hoy, no dentro de diez años o de seis meses más cuando exista una víctima de su desidia, ésta apatía de ciertas autoridades por el buen vivir y transitar de las personas, no se debe cuantificar en cuanto rédito, político, económico, moral, etc. me dará ésta acción; sino que simplemente se debe hacer porque es un bien para la comunidad de la cual todos somos parte.

Susana Verdugo Baraona.

OvalleHoy.cl