InicioOpiniónOpiniónViaje al futuro: un relato de anticipación

Viaje al futuro: un relato de anticipación

Con motivo de la celebración de los 187 años de Ovalle tuve un inesperado encuentro con un Faquir del Oriente. El mismo que en 1931 invitó el escritor David Perry Lanas a subir a su alfombra voladora y viajar 100 años al futuro, y sobre lo que escribió su libro “Ovalle 2031”, uno de los precursores de la literatura de anticipación chilena.

Me sugirió que lo acompañara en su alfombra mágica a un viaje similar al Ovalle del futuro. Le manifesté mis aprensiones, pero él me convenció de hacer primero un viaje cortito de prueba, esto es al año 2.050.

Cuando aterrizamos nos encontramos con una ciudad que apenas había cambiado. Los mismos tacos en las calles principales, con filas interminables de vehìculos con conductores haciendo sonar sus bocinas; la calle Benavente llena de vendedores ambulantes en las veredas, cada uno con altavoces para ofrecer su mercadería.

Aprovechamos de visitar la Avenida Costanera que estaba igual que antes, de estrecha, atestada de vehículos y rodeada de basurales.

Luego sobrevolamos el centro de la ciudad que en casi su totalidad había sido demolida y convertida en playas de estacionamiento. Los postes del tendido eléctrico estaban cubiertos por una maraña de cables y por lienzos anunciando el espectáculo del fin de semana y programas del municipio.
Cientos de perros vagos deambulaban por las calles buscando algo que comer, o pelando entre sì.

– En mi país, la India, teníamos un problema parecido con las vacas… eran sagradas e intocables – comentó el faquir al advertir mi mirada de asombro.
– ¿Y que hicieron?

El hombre se encogió de hombros.

En un kiosco en el que vendían medicamentos, cigarrillos de marihuana y hasta repuestos de vehículos, me detuve unos instantes a comprar el Diario El OvallinoHOY, compuesto de sólo cuatro páginas – me dijeron que había una edición más completa en internet – en el que vi una crónica del alcalde Claudio Rentería inaugurando una multicancha en Los Aromos, una información de fútbol y el comentario de Opinión de la doctora Verdugo en el que atacaba a la ex Presidenta Bachelet.

– No ha cambiado mucho Ovalle – le comenté al Fakir.
– Bueno, entonces vamos un poco más adelante – dijo éste.

En los minutos siguientes aterrizamos en el año 2100.

Lo que me llamó de inmediato la atención era la abundancia de grandes edificios en el centro, torres de hasta 15 pisos, y en el paseo de Vicuña Mackenna gran cantidad de nuevas y gigantescas tiendas ofreciendo a 250 cuotas semanales productos inimaginables. Desde lo alto se veía como la ciudad ahora había superado al río para cubrir de viviendas los cerros del antiguo Potrerillos y se extendía hacia el oriente hasta unirse con Sotaquí. Del antiguo Bosque de La Chimba no quedaban rastros.
Lo que no había cambiado eran los perros vagos, el comercio ambulante en calle Benavente y la congestión en las calles céntricas, con bocinazos y todo eso. Eso, aunque vi una significativa cantidad de vehículos voladores que se desplazaban silenciosamente a nuestro rededor y aterrizaban sobre los techos, la mayoría piloteados por mujeres.

Un empresario inmobiliario local había comprado la esquina de Vicuña Mackenna y la Alameda, y demolía el viejo edificio donde instalaría una playa de estacionamiento, según autorizó el Director de Obras Municipales, Glen Flores.

En el mismo paseo había una gran pantalla en la que rotaban las informaciones de actualidad. En realidad, después descubrí que había una en cada esquina. En esta promocionaban la película “Rápidos y Furiosos XXXIV”, el alcalde Rentería anunciaba que sería pavimentaba la calle de la población Concejal Carlos Ramos, y la Doctora Verdugo se refería a los “ocho nefastos años del gobierno de Bachelet” .

También aparecía una dama muy atractiva, con rasgos afroamericanos encabezando una reunión.

– Es la Gobernadora, ella es de familia haitiana – me explicó un señor que estaba detenido conmigo en una esquina – La mayoría de los concejales son haitianos y colombianos.

Continué el camino en medio de mi asombro.

Una nota positiva: Los lienzos colgando desde los postes habían desaparecido. De hecho los postes tampoco estaban.

– Sí, es que daban un feo aspecto a la ciudad. Ahora los cambiaron por las pantallas gigantes, que son del mismo dueño que antes hacía los lienzos – me dijo una dama ya anciana.

La que también había desaparecido era la Feria Modelo y en su lugar se levantaba un enorme centro comercial. La Municipalidad había decidido enajenarlo ya que nadie iba a comprar al lugar y los comerciantes fueron abandonándolos uno a uno para instalarse en la calle donde nadie los molestaba.

– Así eran las ferias de Bombay cuando yo era niño – comentó el Faquir mirando la aglomeración de puestos en las aceras de Benavente.

Regresé al presente con espíritu intranquilo.

Cuando entré a la casa me esperaba la Gorda, mi esposa:

– ¿Y no ibas a ir a la Feria? ¿Y las cosas que te encargué? – preguntó al ver mis manos vacías.

– Si, fui pero ya no estaba.. Es que el Fakir… – balbucee confundido.

– ¿El faquir? ¿Qué Faquir?… ah, ya entiendo , ya estuviste con el Ángelo y tus amigotes ¡no? Y yo aquí con las niñas…

Y bueno, en el 2018 las cosas seguían igual.

Mario Banic Illanes
Escritor

OvalleHoy.cl