InicioActualidadCrónicaViruela en Ovalle en 1923 y la historia del "cojo" Domingo

Viruela en Ovalle en 1923 y la historia del «cojo» Domingo

La enfermedad ya llevaba más de 2000 personas muertas en la ciudad de Ovalle y un hombre borracho era portador de cadáveres llenos de ampollas.

El “cojo” Domingo pasaba con cadáveres llenos de pus contagiosa en una carreta por las calles de Ovalle en 1923, recogiéndolos para que fueran incinerados. Era un hombre que se embriagaba y veía en la viruela, un negocio. Domingo ofrecía el fumigado de casas con azufre y recolectaba costras de las personas en frascos, decía que eran semillas de la enfermedad.

El virus de la viruela es el más letal de la historia con 300.000.000 de seres humanos muertos. Se encontró la cura en 1971 y se considera erradicada de los seres humanos -los únicos que se contagian-  desde 1981. Se tienen registros de la enfermedad hace 10.000 años antes de cristo.

Imagínese a un hombre ebrio en la calle portando gente muerta en una carreta. Riéndose de la gente a la que molestaba mostrando frascos de costras. Un personaje por decir lo menos, peculiar.

El cojo y alcohólico Domingo era un inmune a la enfermedad. El periódico «La Constitución» de 1923 señala que era “un pobre hombre de quien nadie se ocupa y alcohólico” y que “veía en la enfermedad un negocio”. Estos datos son entregados en el libro que se encuentra en la biblioteca pública de Ovalle. “Cuatro Estudios Sobre La Historia de Ovalle En el siglo XX.” (Sergio Peña, Roberto Páez, Rodrigo Iribarren, Jaime Etchepare).

Viruela en Ovalle.

Ovalle vivió esta mortal enfermedad con brotes letales de miles de muertos en la años 1871, 1877, 1978, 1880, 1905, 1908, 1921 y 1923.

La enfermedad se considera erradicada desde 1989 luego que en 1971 se encontrara una vacuna. Hasta entonces era una terrible asesina de personas. Pústulas o literalmente ampollas con agua que se revientan y que sangran para dejar costras por todo el cuerpo. Fiebre, dolores en general que impiden realizar actividades, vómito, ampollas por dentro y fuera del cuerpo. El que se enfermaba moría seco y lleno de ampollas, nadie sabía cómo frenar la enfermedad que era como la varicela elevada al cubo.

La gente moría y ante lo difícil de la medicina y trabajo de doctores y sepultureros, la salud quedaba en manos de personas como el «cojo» Domingo.

Por: Ignacio Zuleta Pereira

Periodista

OvalleHoy.cl