Hace poco más de un mes de haber asumido el nuevo Gobierno, ya podemos ver cómo se ha ido encaminando el proyecto que propuso el Presidente Piñera cuando era candidato a la presidencia; si bien es cierto esto ha sido desde el minuto uno e inclusive desde antes de asumir cuesta arriba y difícil, no es menos cierto que todo lo que ha tenido que pasar la administración, no ha hecho más que fortalecerla y darle aún más energías y ganas de contribuir al país.
En éste poco tiempo hemos sido testigos como la izquierda más radicalizada no ha asumido su derrota y en vez de tratar de revertir los malos resultados obtenidos en las elecciones que se realizaron en el mes de noviembre y diciembre del año recién pasado; tratando para ello de buscar consensos y el bien común para todos los habitantes de la República, no hace más que radicaliza aún más sus ideas y en defender el legado de Bachelet y compañía, que francamente fue y sigue siendo por desgracia un verdadero desastre.
Al parecer su interés en todos nosotros, radica sólo cuando se encuentran en el Poder, porque si no están ellos allí, no es posible generar instancias de diálogo, puentes que ayuden al crecimiento del país, no sólo desde el punto de vista económico sino de manera amplia (social, cultural, tecnológico, etc.) y más bien se podría decir que éstos, están dispuestos a levantar muros y a tratar de dividir para gobernar, pues continuamente se encuentran rechazando participar en las comisiones a las que son convocados para llegar a acuerdos que son beneficiosos para todos nosotros, en donde son capaces inclusive en votar que no a una propuesta parlamentaria que iría en beneficios de todos, simplemente porque no “comulgan” con el nuevo Gobierno y lo que es peor es que confiesen que lo hacen porque sí, ya que en realidad no tienen argumentos para oponerse, pero que igualmente lo harán.
La verdad que en éste mes de Gobierno hemos sido testigos de grandes atropellos, vejaciones y malos tratos como por ejemplo el sufrido por el ex candidato presidencial José Antonio Kast, que si bien es cierto, éste ha recibido el apoyo casi transversal de todos los sectores políticos, grupos y asociaciones sociales, no podemos desconocer que quienes se arrogan continuamente el ser “los defensores número uno de la libertad de expresión y de exigir respeto”, fueron precisamente ellos los únicos que en cierta medida justificaron ésta violencia arbitraria y además fueron prácticamente parte de la incitación al odio en contra del ex presidenciable.
Todo esto que ha ocurrido en tan sólo un mes desde que asumió el nuevo Gobierno, nos da señales poco alentadoras y que de continuar en la misma tónica le harán mucho daño al país y a decir verdad, no nos merecemos que por unos pocos, todos paguemos las consecuencias de su fanatismo desmesurado, que buscan oponerse a todo, sin ver el fondo del asunto y su proyección, simplemente por el hecho de que una idea que surgió de la contraria y no de ellos.
Al parecer la izquierda como dije anteriormente, parece olvidar de que la gran mayoría de los chilenos rechazó sus ideas, el legado que intenta defender y el lenguaje de la retroexcavadora, pero se empecina en tratar de imponer su agenda al actual Gobierno. Pues le dicen que la única manera de que éstos le den su apoyo es a través de que se realicen sus propuestas, lo que no es más que un vil chantaje y un grave atentado a la democracia, pues esto implicaría que las instituciones debiesen estar al servicio de sus ideas y no del pueblo, no en pro al bien común.
Debemos detener estas situaciones ya, puesto que estas realidades no hace más que generar ambientes cívicos donde la intolerancia y el atrincheramiento político e ideológico, no es más que caldo de cultivo para que nazca la intransigencia, el descontrol y la tozudez, que son las que finalmente hacen que se sustituya la razón y el entendimiento.
Susana Verdugo Baraona