InicioultimasOpiniónBachelet: ciega, sorda y muda

Bachelet: ciega, sorda y muda

Los dos Gobiernos de la Presidenta Bachelet han culminado en victorias de la derecha, que han recaído ni más ni menos, que en la misma persona las dos oportunidades, que es el Presidente electo y proclamado por el TRICEL, Sebastián Piñera Echenique.

La Mandataria se estará preguntando; ¿por qué será que ha ocurrido esto? y la respuesta a decir verdad, es muy sencilla, pues esto ha ocurrido no sólo porque ella ha sido incapaz de traspasar toda la convocatoria que tenía a otro candidato, sino porque las personas han despertado y se han ido dando cuenta de la mentira que le ha inculcado la izquierda por años.

El electorado al parecer se ha ido dando cuenta de las falacias que se decían y está, finalmente más interesado en la creación de la riqueza, que en la distribución de ésta, así como en tener más y mejores empleos, mejor acceso a la salud, elegir una mejor educación para sus hijos y las futuras generaciones. Porque al final, éste discurso que le dio tantos réditos a la izquierda en las últimas décadas, les dejó de funcionar, al haber administrado tan mal al país y sumirlo en deudas y no tener ya ni riquezas propias ni ajenas que distribuir y si a eso le sumamos, el que no tuvieran una hoja de ruta, su nula capacidad de ejercer liderazgo y que teníamos y aún persiste (por “suerte” hasta poco tiempo más) un Gobierno prácticamente acéfalo, no hay país que pueda sostener el crecimiento económico y la inversión, por lo que todo aquello influye en el desencantamiento ciudadano.

Fuera de ello, las personas se fueron desencantando de la figura de la Presidenta, no sólo por como enfrentó las diversas problemáticas públicas, sino por como enfrentó aquellas de índole “personal” como el caso CAVAL, quizás si hubiese actuado de manera distinta condenando los ilícitos y dejara realmente actuar a la justicia como dice el dicho “otro gallo cantaría”.

Si a ello le sumamos los infortunados comentarios que emitió en sus viajes presidenciales, tanto a Alemania, Vietnam y Cuba, nos podemos percatar de la triste herencia en materia de defensa de la dignidad y libertad de la persona, de los tan “mañoseados” por ella y por el sector que representa, al elogiar a las dictaduras de Honecker, Ho Chi Minh y los hermanos Castro, que aunque lo nieguen y no lo reconozcan eso son o fueron una dictadura de izquierda.

El viaje a Alemania en octubre de 2014 tenía un especial significado, puesto que se conmemoraban los 25 años de que el pueblo alemán derribara el Muro de Berlín, que dividía la capital germana en una zona democrática y otra controlada por la dictadura comunista de Erich Honecker. En aquella ocasión, la Presidenta guardó silencio y no destinó palabra alguna para condenar los crímenes y las violaciones a los DDHH en la extinta República Democrática Alemana. Muy por el contrario, en 2006 había recordado como un tiempo “muy feliz” su exilio en la RDA.

Así es como también en su viaje a Vietnam, Bachelet declaró que uno de sus personajes favoritos era Ho Chi Minh, declaración que iba más allá de cualquier protocolo o de cualquier declaración de buena crianza. Puesto que su predilección estaba puesta en un hombre que, como ha dicho anteriormente Joaquín Fermandois, “usó el asesinato sistemático como arma privilegiada y una vez en el poder, ejecutó a centenares de miles, de ‘enemigos del pueblo’ y otros muchos más languidecieron en campos de reeducación”. Esto no hace más que dar cuenta de la personalidad mezquina, oculta, doble estándar y siniestra de quien actualmente nos Gobierna.

Sin ir más lejos, tenemos su “famoso” gran viaje a Cuba, (uno de tantos); donde Bachelet nuevamente omitió las violaciones a los DDHH en la isla y descartó, una vez más, reunirse con la disidencia cubana, en especial con las Damas de Blanco. Que son hombres y mujeres cuyos derechos han sido y son violados sistemáticamente por un régimen familiar que existe y que se extiende por casi seis décadas.

Aunque a decir verdad, lo sorprendente hubiese sido que la Presidenta condenara a la dictadura cubana y accediera a reunirse con las Damas de Blanco, quizás ahí se le podría creer su verdadera preocupación por las violaciones a los DDHH y no éste doble estándar que presenta, pues cuando nos enfrentamos a dictaduras de izquierda la Mandataria es ciega, sorda y muda.

Susana Verdugo Baraona

OvalleHoy.cl