InicioultimasArtes y CulturaBitácora de un bibliomóvil: Día 1. La razón a nuestra tarea

Bitácora de un bibliomóvil: Día 1. La razón a nuestra tarea

Inicio junto a mi compañero una nueva temporada de atenciones. La 20 del programa Dibamóvil. A pesar de tantos años de existencia, no siempre es sencillo comenzar. Es la trastienda de este vehículo de colores que algunos ven en las calles y carreteras. Algunos sólo lo ven como un vehículo de colores que se ubica en distintas partes. Pero obviamente es más que eso. Nosotros lo sabemos porque lo vivimos con pasión y compromiso. Las bujías precisas para este tipo de tareas tan especiales.

Yo llevo exactamente 15 años dirigiendo este bibliomóvil. Ha ido mutando, en sus recorridos y cobertura. Es verdad. Pero hay algo que se mantiene inalterable: el compromiso con esta tarea pocas veces comprendida.

Es usual, que cuando me presento en algún lugar las típicas preguntas son: ¿Y a qué se dedica? Explico mi trabajo y siempre la respuesta de mis interrogadores es: “Qué linda tarea”. Y de inmediato casi terminada esa frase, aparece la siguiente. “¿Y lee la gente?” “¿Y funciona?”

Mi respuesta es: Por supuesto que sí. Y les cuento sobre lo que hacen los bibliobuses y bibliomóviles no sólo en Chile sino en el resto del mundo, pero llama la atención como siempre se parte de la premisa de que no se lee. Es cierto, no somos el país que más lee pero para eso existen los bibliomóviles. Es mi trabajo acercar la lectura a donde se requiere y así lo entienden todos los bibliomóvileros chilenos y extranjeros. Ahí la importancia de que estas iniciativas funcionen.

Esta semana, de inicio, me ha dado la razón a impulsar e insistir en el funcionamiento efectivo de nuestra tarea. La que este año se ha visto atrasada por razones multifactoriales. Entre ellos, los recursos, la instalación de un nuevo ministerio y otros.

El primer día de trabajo. Sube un niño al bibliomóvil. De unos 12 años. Con mucha personalidad y cierto tono agresivo. Preguntó con ironía si vendíamos papas fritas (jajaja). Le contesté que no, que era una biblioteca. Me miró como si fuera de otro planeta. Yo le pregunté por qué no estaba en el colegio. Me dijo que no iba porque simplemente no le gustaba. Y nunca vas a clases, contra pregunté. Me dijo que no y al mismo tiempo hizo su siguiente pregunta: ¿Tiene el libro sobre el “robo del siglo”? Le dije que no, pero que había otros interesantes. Se dio la vuelta diciendo “¡Que fome! y se fue corriendo con otro amigo por la plaza.

Tras este encuentro me digo: Al menos subió a una biblioteca y tal vez regrese. Punto para nosotros. En este simple encuentro se justifica plenamente el trabajo de las bibliotecas móviles. Entregar la oportunidad y asegurar el derecho a acceder a la lectura.
Sin nuestra existencia las probabilidades de que ese niño haya ido a la biblioteca tradicional son mínimas. Al menos despertamos su curiosidad. Por eso la biblioteca va a su población. ¿También me pregunté dónde estaban esos padres? ¿Por qué no iba a clases? ¿Por qué en la calle a esa hora de la mañana? ¿Por qué ese niño veía como un referente un delito y quería saber más de él? ¿Será su entorno?

De eso se trata nuestra tarea, de dar oportunidades, de estar ahí, presentes. Ser esa puerta abierta en un lugar diferente. Enmarcada en una población, una zona rural, una feria, una plaza de un pueblo de la provincia del Limarí. Son tantas las historias de usuarios que dejan estos 20 años de tarea del bibliomóvil que cuesta sintetizarlos pero una cosa es segura. Su misión de llevar el libro a donde no existe esa opción sigue tan vigente como cuando vio la luz en 1998. Es precisamente desde esta humilde vitrina de Facebook desde donde comentaré este año nuestras vivencias en el ejercicio de esta noble tarea de “llevar y traer libros y algo más”, como dice nuestro amigo Nuno a bordo de su bibliomóvil en Portugal.

A pesar de todo, seguimos adelante, abriendo caminos a la lectura. Nos leemos en la próxima bitácora de un bibliomovilero.

Rodrigo Araya Elorza
Encargado del Dibamovil

Rodrigo Araya y su compañero y conductor, José Juliá Thibaut
OvalleHoy.cl