En la mañana de hoy el paseo peatonal parecía una verdadera feria libre con casi una docena de vendedores ambulantes ofreciendo y voceando mercadería diversa.
Llamaba la atención sin embargo un puesto al llegar a la Alameda, por la gran cantidad de personas comprando o revisando una mercadería particularmente atractiva. Era que no, si era vestuario a “solo mil pesos” y era difícil sustraerse a la tentación de llevar algo por ese precio.
Hasta que llegó una pareja de motoristas y los vendedores no alcanzaron a retirarse con la mercadería.
Los policías conversaron unos momentos con ellos, los que pusieron sus cosas en unas cajas y se marcharon.
Conversamos con uno de los motoristas que explicaron que lo que ellos hacían habitualmente era cursarles una citación para el Juzgado de Policía Local donde les imponían una multa. Aunque, reconocieron, posteriormente vuelven de nuevo.
“Pero estamos permanentemente fiscalizando y hay rondas anti comercio ambulante. Ahora les pedimos que se marcharan del lugar”, aseguraron antes de continuar sus rondas.
Tres minutos más tarde (ni uno más) los fiscalizados ambulantes regresaron al mismo sitio para seguir con su negocio.
